Toda la naturaleza es un anhelo de servir.

Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco. Donde hay un árbol que plantar, plántalo tú; donde hay un error que enmendar, enmiéndalo tú; donde hay un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.

Sé el que aparta la piedra del camino, el odio de los corazones y las dificultades del problema.

Hay una alegría de ser sano y la de ser justo; pero hay la hermosa, la inmensa alegría de servir.

Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho, si no hubiera en él un rosal que plantar; una empresa que emprender.

No caigas en el error de creer que solo se hacen méritos con los grandes trabajos; hay pequeños servicios: regar un jardín, ordenar unos libros, peinar a una niña. El servir no es solo tarea de seres inferiores.

Dios, que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera llamársele así: El que sirve. Y tiene sus ojos en nuestras manos y nos pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre?

(GABRIELA MISTRAL)

 

 

  • Gabriela Mistral, (Vicuña, 7 de abril de 1889-Nueva York, 10 de enero de 1957), fue una poeta y pedagoga chilena. Recibió el premio Nobel de Literatura en 1945.

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