En la ciudad de El Callao, en el sur de Venezuela, decenas de niños cambian la escuela por minas a cielo abierto en busca de oro que ayude a aliviar la pobreza de su familia. Excavar la tierra comienza como un juego, pero rápido se transforma en explotación. Datos de una universidad local apuntan que unos 1.000 menores trabajan en los yacimientos de esta región del país.