Los cristianos como exigencia de su bautismo han de asumir la misión de transformar el mundo y considerar como uno de sus deberes la lucha contra las estructuras de pecado. (San Juan Pablo II)
El próximo el próximo 16 de noviembre a las 19.30h estará en el Aula de Doctrina Social de la Iglesia, Carlos Llarandi que es militante de Movimiento Cultural Cristiano y master en Doctrina Social de la Iglesia, con el que dialogaremos sobre “Quien domina el mundo”, sobre el papel de las estructuras de pecado como grandes agentes que configuran la realidad actual.
Y es que podemos afirmar que vivimos en un mundo donde millones de seres humanos son víctimas de una organización política, cultural, económica y social salvaje, inhumana.
Vivimos en un mundo en guerra de los fuertes y poderosos contra los débiles. El lucro y el poder son los dos principios rectores de esta guerra. Y donde el débil es aquel que está excluido de los beneficios de ese poder y dinero.
Débiles, por tanto son los empobrecidos, los asesinados por hambre, los niños abortados, los inmigrantes expulsados de sus tierras por la miseria, los niños esclavizados y prostituidos, los trabajadores esclavizados, explotados o condenados al paro, los enfermos terminales…
Juan Pablo II lo resume en el numero 12 de la encíclica Evangelium Vitae:
En efecto, si muchos y graves aspectos de la actual problemática social pueden explicar en cierto modo el clima de extendida incertidumbre moral y atenuar a veces en las personas la responsabilidad objetiva, no es menos cierto que estamos frente a una realidad más amplia, que se puede considerar como una verdadera y auténtica estructura de pecado, caracterizada por la difusión de una cultura contraria a la solidaridad, que en muchos casos se configura como verdadera «cultura de muerte».
Esta estructura está activamente promovida por fuertes corrientes culturales, económicas y políticas, portadoras de una concepción de la sociedad basada en la eficiencia. Mirando las cosas desde este punto de vista, se puede hablar, en cierto sentido, de una guerra de los poderosos contra los débiles. La vida que exigiría más acogida, amor y cuidado es tenida por inútil, o considerada como un peso insoportable y, por tanto, despreciada de muchos modos.
Quien, con su enfermedad, con su minusvalidez o, más simplemente, con su misma presencia pone en discusión el bienestar y el estilo de vida de los más aventajados, tiende a ser visto como un enemigo del que hay que defenderse o a quien eliminar. Se desencadena así una especie de «conjura contra la vida», que afecta no sólo a las personas concretas en sus relaciones individuales, familiares o de grupo, sino que va más allá llegando a perjudicar y alterar, a nivel mundial, las relaciones entre los pueblos y los Estados.
Y frente a esta realidad, los laicos, nos recuerda la Doctrina Social de la Iglesia, tenemos que luchar para cambiar un sistema, unas estructuras, unas instituciones de pecado, pero al mismo tiempo debemos plantearnos permanentemente nuestra conversión. Conversión y transformación de la realidad van de la mano. No es posible una conversión individualista de nuestros corazón mientras nuestros hermanos se desangran aplastados por la injusticia. Pero tampoco es posible una auténtica transformación de la realidad sin que nuestro corazón luche contra el pecado.
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Los actos del Aula de Doctrina Social de la Iglesia se celebran en el Centro de Promoción Integral de la Parroquia Sta Maria del Silencio que está situado en la calle Bravo Murilllo 93A de Madrid (a cien metros de la estación de metro de Cuatro Caminos).
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Contaremos con traductor al lenguaje de signos y con aula infantil para los niños.
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La estrada es libre hasta completar aforo.