Nombrando «interés», sin más, todo el mundo entiende que se trata de réditos del dinero.
Antes (hace dos siglos) no se llamaba así; a cualquier rédito del dinero, fuese grande o pequeño, se Le llamaba «usura».
EL lenguaje va evolucionando, y de unos cien años para acá, la palabra «usura» se reservó para los réditos de tipo superior al legal establecido por el Estado. Ya, desde hace unos veinte años, la palabra «usura» ha desaparecido de la circulación.
Ahora todo es «interés».
Se habla con frecuencia, de «despertar interés».
En realidad, la propaganda no pretende otra cosa.
Se empieza por una curiosidad: ¿cómo debe ser esto?
Luego se ve pintado y descrito: ¡debe de ser bueno!
Finalmente: se compra.
Este «despertar interés» se ha convertido en un arte al servicio del capitalismo (individual o de Estado, es igual) que así aumenta sus ganancias.
A veces se quiere «despertar interés» por cosas no materiales. Por ejemplo: la religión, o el comunismo, o cualquier ideología.
Claro está que estas cosas no-materiales hallan su expresión en el mundo material, y tras las ideas vienen los hechos que las encarnan.
EL que se interesa por las ideas comunistas (de verdad) difícilmente se quedará en «La contemplación» de tales ideas. Su interés le exigirá interesar a otros, y a otros…, y cuando sean unos cuantos: constituir una «célula», después, ¡adelante!
Lo curioso es que los que tenemos más experiencia (veinte siglos) hayamos desviado el interés de la Religión hacia el otro mundo, o hacia la consolidación de éste, confundiendo la paz de Cristo con la paz burguesa de las digestiones plácidas.
Entonces (ahora) el interés es únicamente una función del capital. ¿Hay capital? Hay interés. ¿No hay capital? No hay interés.
Todo lo que se basa en el tiempo y pasa con el tiempo tiene poco interés. Lo único interesante es la eternidad. Pero el error de muchos es creer que la eternidad es «otra cosa», cuando la estupenda verdad es que eternidad ya es «esto»; que estamos viviendo y construyendo en plena eternidad.
Lo único interesante, verdaderamente interesante, que ofrece el máximo interés es trabajar y sacrificarse por el Reino de Dios y su Justicia. Todo lo demás no ofrece más interés que el de una añadidura.
Pero esto, ¿cuántos Lo creen… de verdad?
(Obras Completas, tomo V, pp. 505-506)