Los países empobrecidos deben recortar casi 230 000 millones de dólares de gasto por la aplastante deuda externa
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) vuelven a África, por primera vez en décadas, con el mismo mensaje fracasado de siempre:
“Recorten sus gastos, despidan a los trabajadores de los servicios públicos y paguen sus deudas, a pesar de los enormes costes humanos», afirma el director ejecutivo interino de Oxfam Internacional, Amitabh Behar.
A su juicio, esos organismos “deben demostrar que pueden cambiar de verdad para invertir la tendencia al aumento de la desigualdad dentro de los países y entre ellos”.
Las dos instituciones financieras internacionales, con sede en Washington, celebran sus reuniones anuales esta vez en Marrakech, la ciudad de Marruecos, en el norte de África. En esta ocasión los debates están especialmente enfocados en la financiación.
En un nuevo análisis publicado al inaugurare los encuentros de las IFI, Oxfam afirma que más de la mitad (57 %) de los países más empobrecidos del mundo, donde viven 2400 millones de personas, tendrán que recortar el gasto público en un total de 229 000 millones de dólares en los próximos cinco años.
“En las condiciones actuales, los países de renta baja y media-baja se verán obligados a pagar casi 500 millones de dólares diarios en concepto de intereses y amortización de la deuda de aquí a 2029. Países enteros se enfrentan a la bancarrota, y los más pobres gastan ahora cuatro veces más en pagar la deuda a los acreedores ricos que en atención sanitaria”, explica Oxfam.
“El Banco Mundial afirma que es probable que estemos asistiendo al mayor aumento de la desigualdad y la pobreza mundiales desde la Segunda Guerra Mundial, y sin embargo el Banco no tiene un objetivo claro para reducir la desigualdad”, aseguró Behar.
Por su parte, el FMI afirma que mitiga los peores efectos de sus programas de créditos, generados por los ajustes de austeridad, mediante «niveles mínimos de gasto social» que delimitan el gasto gubernamental en los servicios públicos.
Sin embargo, el análisis de Oxfam de 27 programas de préstamos negociados con países de ingresos bajos y medios desde 2020 reveló que estos niveles mínimos son una cortina de humo para más austeridad: por cada dólar que el FMI alentó a los gobiernos a gastar en servicios públicos, les ha dicho que recorten seis veces más que eso a través de medidas de austeridad.
“El FMI obliga a los países más pobres a una dieta famélica de recortes del gasto, lo que aumenta la desigualdad y el sufrimiento», afirmó Behar.
Anuradha Mittal, directora ejecutiva del estadounidense Instituto Oakland, dijo que es urgente que los gobiernos del Sur Global den prioridad al aumento de los impuestos a los más ricos para garantizar así la financiación de economías sanas, la prestación de servicios esenciales a la población y una acción decisiva sobre el clima.
“En lugar de ello, el Banco Mundial y el FMI están orquestando una vez más una carrera hacia el abismo que favorece la acumulación de riqueza, castiga a los pobres y a los más vulnerables y hace que las economías sean cada vez menos sostenibles», dijo.
Para Mittal, ante la crisis climática y de la deuda, la única medida sensata es una acción mundial coordinada para gravar la riqueza y los flujos financieros.
Por su parte, el Glasgow Actions Team (GAT), creado durante la 26 Conferencia de las Partes sobre cambio climático, celebrada en la ciudad escocesa en 2021, se comprometió a empujar a los activistas contra la crisis climática a ir más lejos, denunciando a quienes bloquean la acción y a desenmascarar a los negacionistas.
“Todos los ojos están puestos en Ajay Banga”, el nuevo presidente del Banco Mundial de nacionalidad india y que asumió el cargo en junio, durante las reuniones de Marrakech, declaró Andrew Nazdin, director de GAT.
“Aplaudimos las palabras del presidente Banga sobre la transformación del Banco en una poderosa fuerza para el bien. Ahora tiene la oportunidad de que esas palabras se conviertan en hechos, empezando por eliminar progresivamente la financiación de los combustibles fósiles y reducir la deuda”, dijo.
Mientras tanto, Oxfam subrayó que durante las reuniones de Marrakech hay dos grandes cuestiones en primer plano: la crisis de la deuda y la urgente necesidad de generar más recursos para el desarrollo sostenible, la adaptación al clima y la lucha contra la pobreza en los países de ingresos bajos y medios.
Pero las soluciones que están debatiendo el Banco Mundial, el FMI y sus mayores accionistas solo van a convertir el círculo vicioso en un vórtice.
“En lugar de cancelar las deudas impagables, los países ricos quieren utilizar las reuniones anuales para manipular el balance del Banco con el fin de sacar dinero para más préstamos”, dijo Behar.
En el marco de las reuniones “se sigue pidiendo a los países más pobres que recorten el gasto en servicios públicos y programas sociales fundamentales para luchar contra la pobreza, reducir la desigualdad y hacer realidad los derechos de las mujeres y las niñas”, añadió.
“Su respuesta a la crisis de la deuda es más austeridad, y su respuesta al déficit de financiación son más préstamos. Se están dejando sobre la mesa verdaderas soluciones beneficiosas para todos, como gravar a los ricos con impuestos justos”, remarcó.
Mientras las personas que viven en la pobreza se llevan la peor parte de los recortes del gasto público y de la crisis del coste de la vida, los ricos prosperan. En Medio Oriente y el Norte de África, donde se celebran las reuniones anuales:
- El 0,05 % más rico ha visto aumentar su riqueza en 75 %, pasando de 1,7 billones (millones de millones) de dólares en 2019 a casi 3 billones a finales de 2022. Los 23 multimillonarios de la región han acumulado más riqueza en los últimos tres años que en toda la década anterior.
- Un impuesto de 5 % sobre las fortunas de más de 5 millones de dólares permitiría a Egipto duplicar su gasto en sanidad, a Jordania duplicar su presupuesto de educación y a Líbano multiplicar por siete su gasto en sanidad y educación. Solo Marruecos podría recaudar 1220 millones de dólares en un momento en que debe hacer frente a los costos de reconstrucción de 11 700 millones de dólares por el reciente y devastador terremoto que asoló el país.
“La austeridad es una ‘ficción ideológica’ que ha causado daños incalculables», afirmó Behar. “¿Quién atenderá partos y salvará vidas más adelante si las enfermeras y los médicos de los hospitales públicos pierden ahora sus puestos de trabajo?, inquirió.
Para el director interino de Oxfam, “El FMI y el Banco Mundial deben permitir a los gobiernos aplicar políticas económicas que redistribuyan la renta e inviertan en bienes públicos para reducir drásticamente el abismo entre los ricos y el resto”.