Causas de la situación actual de la Casa común

El Papa Francisco en su última encíclica Fratelli Tutti condensa en un párrafo un diagnostico de las causas que generan la actual crisis ecológica a escala mundial y que afecta de forma desproporcionada a la humanidad, diciendo: “en el mundo de hoy persisten numerosas formas de injusticia, nutridas por visiones antropológicas reductivas y por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre. Mientras una parte de la humanidad vive en opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados»”[1]. Estamos ante una maquinaria económica que se engrasa con la sangre de los pobres de la tierra, siendo sostenida por una degradación antropológica, un absolutismo tecnocrático, ideologías reductivistas y estrategias geopolíticas que garantizan la perpetuidad de la actual situación del planeta. A continuación desarrollamos cada una de estas causas.

Causas antropogénicas

Un autentico planteamiento ecológico, requiere una adecuada antropología que exprese el ser del hombre, el fundamento y sentido de sus actuación sobre la realidad; ya que “no nos servirá describir los síntomas, si no reconocemos la raíz humana de la crisis ecológica”[2].

Por ello, Francisco hace una crítica a una presentación inadecuada de la antropología en la modernidad, que puede llegar a justificar la explotación del mundo. Para entender la crítica a la desmesura antropológica de la modernidad hay que entenderlo en su contexto ya que “la modernidad trata de un proceso de carácter global, distinta a las precedentes etapas históricas, en la que lo económico, lo social, lo político y lo cultural se interrelacionan, y avanzan a ritmos desiguales hasta terminar por configurar la moderna sociedad burguesa, el capitalismo y una nueva forma de organización política, el Estado-nación. Este proceso, como indica el papa Francisco, generó un fuerte antropocentrismo que consolidó el binomio sujeto-objeto en las relaciones del ser humano con el medio natural. El desapego hacia la naturaleza y el medio como objeto, nos dice el Papa, daña hoy las relaciones entre humanos y de los humanos con la naturaleza, haciendo daño a referencias comunes”[3]. Con ello, el hombre es visto prometeicamente como “Señor”, que explota sin límites, y no como “administrador” de algo que ha recibido y por lo cual tiene que rendir cuentas. Se llega así a la conclusión de que “no hay ecología sin una adecuada antropología”[4].

Con esta crítica a un antropocentrismo desviado, el Papa Francisco actualiza lo que San Juan Pablo II llamó en 1991 “el error antropológico”: “es asimismo preocupante, junto con el problema del consumismo y estrictamente vinculado con él, la cuestión ecológica. El hombre, impulsado por el deseo de tener y gozar, más que de ser y de crecer, consume de manera excesiva y desordenada los recursos de la tierra y su misma vida. En la raíz de la insensata destrucción del ambiente natural hay un error antropológico, por desgracia muy difundido en nuestro tiempo”[5]. En consecuencia, la falta de preocupación por el bienestar del cosmomanifiesta la concepción que se tiene del hombre, como ser depredador de la naturaleza, eliminando toda categoría moral en la irrupción que hace en ella. Así, se desconoce el mensaje que la naturaleza lleva inscripto por su Creador. Acudimos, sin lugar a dudas ante la destrucción de la identidad y vocación del hombre en los tiempos actuales, con lo que se busca reducirlo a la bestialidad o animalidad.

Este error antropológico tiene repercusión, no sólo en la naturaleza sino también en la forma en que el hombre se relaciona con sus iguales, las otras personas. Nos dice Francisco: “cuando no se reconoce en la realidad el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad…difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza. Todo está conectado”[6]. El error antropológico que prima el tener, el poder y placer por encima del ser, reduce todo el ser relacional de la persona a la búsqueda de los intereses individuales, por encima del bien común. La consecuencia lógica es el anarquismo social que justifica: el aborto, la eutanasia, la ideología de género, dilución de la familia, trashumanismo, eugenesia, explotación de poderosos contra los débiles, esclavitud laboral y estratificación en la posesión de los bienes naturales. Con ello, se hace realidad la paradigmática frase de Plauto, que actualizó T. Hobbes: “Homo homini lupus”. En realidad, “si la crisis ecológica es una eclosión o una manifestación externa de la crisis ética, cultural y espiritual de la modernidad, no podemos pretender sanar nuestra relación con la naturaleza sin sanar todas las relaciones básicas del ser humano”[7].

Una correcta interpretación del ser humano como “Señor” del cosmo implica necesariamente comprenderlo como administrador responsable[8]. La responsabilidad propia del hombre, inherente a su superioridad en la creación, según nos recuerda tanto la revelación bíblica[9], como la Tradición[10]de la Iglesia. Ya que el hombre es el único ser vivo capaz de ser responsable, es decir, capaz de responder por sus actos fruto de su libertad. Así, una adecuada antropología ante la ecología debe plantear una triple responsabilidad o respuesta del hombre:

  1. El hombre es responsable ante sí mismo: responde ante su conciencia. El hombre lleva constitutivamente en su ser la ley natural, que es “la luz de la inteligencia infundida en nosotros por Dios. Gracias a ella conocemos lo que se debe hacer y lo que se debe evitar. Esta luz o esta ley Dios la ha donado a la creación » y consiste en la participación en su ley eterna, la cual se identifica con Dios mismo. Esta ley se llama natural porque la razón que la promulga es propia de la naturaleza humana. Es universal, se extiende a todos los hombres en cuanto establecida por la razón”[11]. Ciertamente, hablar hoy en muchos ambientes pareciera pecar de ingenuidad o abandono metafísico, otra expresión del materialismo salvaje al que se ve sometida las personas, la sociedad y la cultura. Este es quizás una de las mayores crisis que vive el hombre de hoy, el poco cultivo de la conciencia,
  2. Responsable ante la historia: nunca el hombre empieza desde cero, siempre recibe y heredad, tanto para bien como para mal. Podríamos decir que el hombre en un ser histórico, que debe responder por la herencia recibida y preparar para heredar a los hombres que vendrán. Francisco llama a esto una ecología intergeneracional, de la que hablaremos en el tercer capítulo. Cuando no se cultiva la responsabilidad histórica del hombre, se corre el peligro de caer en lo que J. Maritain llamaba la ley del doble progreso contrario,que es en definitiva una apaciguamiento ante una hermenéutica de la realidad con cosmovisión maniquea, es decir, acostumbrarse a la irresponsabilidad por el presente y más aún por el pasado, en un abandono a que la generación futura sobreviva como pueda. Con ello, se niega todo principio de la DSI: dignidad de la persona, solidaridad, bien común y subsidiariedad intergeneracional. Esta responsabilidad con la historia, que engloba a las demás personas y al resto de la creación es el fundamento de la paz social presente y futura: “cabe subrayar – dice Francisco- que la paz se basa en el respeto de cada persona, independientemente de su historia, en el respeto del derecho y del bien común, de la creación que nos ha sido confiada y de la riqueza moral transmitida por las generaciones pasadas”[12]
  3. Responsable ante Dios: el mismo Sartre en su libro el existencialismo en un humanismo: “es muy incómodo que Dios no exista, porque con él desaparece toda posibilidad de encontrar valores en un cielo inteligible; ya no se puede tener el bien a priori, porque no hay más conciencia infinita y perfecta para pensarlo”, Incluso otro existencialista de gran renombre como lo es Dostoievski escribe: “Si Dios no existiera, todo estaría permitido”. Francisco critica a la antropología moderna, la pretensión y el peligro de negar la apertura a la trascendencia propia del hombre, con ello el ateísmo actual busca negar toda concepción del Dios creador; siendo, que “una de las principales aportaciones de la tradición bíblica, constantemente repetida en las páginas de la Escritura, consiste en la afirmación de que el ser humano debe ser considerado una criatura de Dios.Esto se opone a todas las corrientes culturales, hoy ampliamente difundidas, que en sus antropologías prescinden de cualquier referencia a la divinidad, creyendo que de este modo reivindican para el ser humano una autonomía y una dignidad que se verían sofocadas por la perspectiva religiosa”[13]. De esta forma, se oculta la verdad de que la casa común antecede al hombre, el cual ha recibido un don y una tarea respecto a ella, negando la huella del creador de un Dios superior al hombre, todo se reduce al egoísmo de intereses económicos de cada generación. La parábola de los talentos[14]. Incluso la pregunta de Dios al homicida Caín sigue teniendo plena vigencia: “¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra”[15].

Esta responsabilidad, implica que toda acción del hombre en la creación tiene una intrínseca dimensión moral, sin la cual no puede plantearse un auténtico cuidado de la Casa común. Por eso, el Papa nos dice que necesariamente “no habrá una nueva relación con la naturaleza sin un nuevo ser humano”[16]. Este nuevo ser humano, indudablemente implica una renovación antropológica desde sus cimientos, que exprese la identidad más profunda del ser humano. Cuestión que es recordada por el Concilio: “el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado”[17]. El Hijo de Dios, Cristo, es el paradigma desde donde sólo se puede hacer una correcta interpretación del hombre, siendo éste imago Dei.El paradigma cristológico introduce al hombre en la dinámica intratrinitaria,descubriendo que toda su estructura ontológica, existencial y social es constitutivamente comunional, reconociéndose como un homo trinitatis,llamado a vivir la comunión con toda la creación (hombres-naturaleza) en la lógica de la encarnación y la redención.

El paradigma tecnocrático

El Papa hace un reconocimiento y agradecimiento a los diferentes aportes que ha hecho la técnica a lo largo de la historia, ella han logrado el sano desarrollo de las personas y de la sociedad: “la tecnología ha remediado innumerables males que dañaban y limitaban al ser humano. No podemos dejar de valorar y de agradecer el progreso técnico, especialmente en la medicina, la ingeniería y las comunicaciones”. Así, la tecnociencia bien orientada puede sacar todas las potencialidades que posee la casa común al servicio de las personas, a la vez que respeta el valor de la naturaleza.

Sin embargo, la técnica entendía como la capacidad del hombre para modificar la naturaleza, no es tabula rasa,ya que “la ciencia y la tecnología no son neutrales, sino que pueden implicar desde el comienzo hasta el final de un proceso diversas intenciones o posibilidades, y pueden configurarse de distintas maneras”[18]. Con lo cual, Francisco hace una diagnostico de la actual situación planetaria en torno a la supremacía y absolutismo de la técnica por encima de la dignidad de las personas y una concepción utilitarista del planeta en busca del máximo beneficio, usando desproporcionadamente los recursos del planeta y las consecuentes injusticias que se les imponen a los pobres de la tierra. A ello, Francisco llama el paradigma tecnocrático,que está condicionada por intereses económicos, ideológicos y geopolíticos: “el modo como la humanidad ha asumido la tecnología y su desarrollo junto con un paradigma homogéneo y unidimensional”[19]. Dicho prototipo, tiene una clara identidad colonizadora con pretensión totalitaria, en la reestructuración de la vida personal y social de los hombres: mentes, comportamientos, culturas, llegando a ser “omnipresente”[20]. Tendiendo como brazos coordinadores para su colonización tecnocrática la política y la economía: “el paradigma tecnocrático también tiende a ejercer su dominio sobre la economía y la política. La economía asume todo desarrollo tecnológico en función del rédito, sin prestar atención a eventuales consecuencias negativas para el ser humano. Las finanzas ahogan a la economía real… no parece preocuparles una justa dimensión de la producción, una mejor distribución de la riqueza, un cuidado responsable del ambiente o los derechos de las generaciones futuras… Pero el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social… Mientras tanto, tenemos un «superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora»”[21]. En la política, no se elaboran con la velocidad adecuada instituciones económicas o causes sociales que permitan a los pobres derrotar el crimen del hambre, el paro, la escasez o nulidad sanitaria, la promoción personal, la seguridad, etc. incluso el acceso a los recursos más básicos, porque no hay una auténtica voluntad política para acabar con los problemas reales de los pobres: “no se termina de advertir cuáles son las raíces más profundas de los actuales desajustes, que tienen que ver con la orientación, los fines, el sentido y el contexto social del crecimiento tecnológico y económico”[22].

Ante esta realidad, Francisco alienta a desarrollar una cultura nueva: “una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático”[23].Acudimos a un mundo subordinados a la lógica de la técnica, es decir, la lógica del “uso y tirar”, dicho con otras palabras esta lógica potencia que por medio de una mala comprensión de la naturaleza y fin de la técnica el hombre viva “fuera del mundo” y busque poseerlo, dominarlo, transformarlo y explotarlo. Los seres humanos y la naturaleza han dejado de caminar de la mano, convirtiéndose en contendientes a través de su intervención en la casa común[24], así la idea de crecimiento infinito a costa de todo y todos es impuesta en modelos culturales que reorganizan la vida social.

San Juan Pablo II, en su momento, ya ponía en sobre aviso a la humanidad sobre este paradigma en la encíclica Fides te Ratido al afirmar: “la mentalidad cientificista ha conseguido que muchos acepten la idea según la cual lo que es técnicamente realizable llega a ser por ello moralmente admisible”[25].Así, la persona queda relegada a ser mero receptor de la técnica supramoral, que impulsada por los intereses de una minoría, buscan anular toda la capacidad intelectual y crítica de la mayoría de los hombres. Piense por ejemplo, la dependencia electrónica en que vivimos (Apple, redes sociales, robótica, etc.), que nos hecho ser más intuitivos en menoscabo de lo reflexivo: José María Lassalle en su libro Ciberleviatan llama a esta realidad “la dictadura de los algoritmos” generan una cosmovisión falsa de la realidad que impiden al hombre profundizar en la verdad. Con respecto a este punto, G. Remolina afirma: “la alerta se enciende cuando la ciencia, o la tecnología o cualquiera de ellas, pretende constituirse, y de hecho se constituye en el poder dominante en la sociedad; es decir, cuando se les confiere el mando, y se convierten así en ‘tecno-cracia’ o gobierno de la técnica; cuando de hecho se les da el poder de imponerse en la orientación y organización de nuestras sociedades, imprimiéndoles y determinando el camino que deben seguir, y despojando de hecho al ser humano de su autonomía y libertad”[26].

Pero ¿cuál es el peligro que encierra la lógica tecnocrática? el poder que da al hombre, sin unos límites en orden al bien común. Se constituye así en un poder carente de “una ética sólida, [de] una cultura y una espiritualidad que realmente lo limiten y lo contengan”[27]lleva en sí una capacidad destructiva para el mundo y para el mismo hombre. Así lo recordaba el Papa en su viaje apostólico a Japón: “en el mundo de hoy, en el que millones de niños y familias viven en condiciones infrahumanas, el dinero que se gasta y las fortunas que se ganan en la fabricación, modernización, mantenimiento y venta de armas, cada vez más destructivas, son un atentado continuo que clama al cielo”[28], sigue diciendo describiendo a este paradigma en referencia a la Amazonia: un “paradigma tecnocrático y consumista que destroza la naturaleza y que nos deja sin una existencia realmente digna”[29], ya que “los más poderosos no se conforma nunca con las ganancia que obtienen, y los recursos del poder económico se agigantan con el desarrollo científico y tecnológico”[30]. Sin embargo, la verdadera liberta humana “es capaz de limitar la técnica, orientarla y colocarla al servicio de otro tipo de progreso más sano, más humano, más social, más integral”[31]que sirva a todo y todos los hombres, junto con el cuidado de la casa común.

Las afirmaciones precedentes conllevan a responder necesariamente a una triple problemática si se quiere hacer una crítica constructiva al paradigma tecnocrático:

  1. El problema ético: el ser humano se halla hoy, una vez más, ante una encrucijada: la del dilema que le plantea su libertad y la responsabilidad. Porque toda acción en la realidad debe responder a una pretensión ética, que promueve la acción por determinados intereses. Pero, que a su vez repercute en la vida social de los demás hombres. Ya que “cuando la técnica desconoce los grandes principios éticos, termina considerando legítima cualquier práctica”[32]. Un replanteamiento ético del paradigma tecnocrático conlleva a tomar conciencia de la situación que estamos viviendo en el planeta, de los enormes riesgos a la vez que de las enormes posibilidades que poseen los seres humanos; huyendo de “la cultura del descarte”[33]y “la globalización de la indiferencia”[34]. La revelación bíblica ilumina esta encrucijada ante la que se encuentra el hombre: “Mira, yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal […]Hoy tomo por testigos contra ustedes al cielo y a la tierra: yo he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, y vivirás, tú y tus descendientes, con tal que ames al Señor, tu Dios, escuches su voz y le seas fiel”[35].
  1. El problema del hombre:que antropología encierra la ecología y un planteamiento tecnocrático que de pleno valor al significado del trabajo para el hombre, en cuanto promoción personal y social, que responda a las convicciones racionales de la ley inscrita naturalmente en su ser. En consecuencia, una superación materialista, utilitarista y homicida, por la actualización del valor del ser humano en sí mismo como persona. Un valor que no se circunscribe al tener, a los dictámenes de la ciencia, a la técnica o el poder; sino en el ser. Reconocer como criatura, o mejor dicho heredero de un conjunto de cualidades que no se da así mismo, sino que se le es dado en el lenguaje de “don” y no propiedad. Tan es la afirmación del Francisco en el histórico discurso ante el Congreso de los Estados Unidos: “no debemos dejarnos intimidar por los números, más bien mirar a las personas, sus rostros, escuchar sus historias mientras luchamos por asegurarles nuestra mejor respuesta a su situación. Una respuesta que siempre será humana, justa y fraterna. Cuidémonos de una tentación contemporánea:descartar todo lo que moleste. Recordemos la regla de oro: «Hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes» (Mt 7,12)”
  1. Problema político:no en cuanto la búsqueda de determinados intereses partidistas e ideológicos, sino en la dilatación social del bien común. Francisco ha recordado esto en su última encíclica Fratelli Tutti, haciendo un llamado urgente por la promoción de la caridad política.Ella es fundamental para un camino hacia la fraternidad universal y la paz social. El ejercicio de la caridad política implica la asociación, es decir, “cuando se une a otros para generar procesos sociales de fraternidad y de justicia para todos, entra en ‘el campo de la más amplia caridad, la caridad política’”[36]. Renovando profundamente desde su interior “las estructuras, organizaciones sociales y ordenamientos jurídicos”[37]. Con ello, se supera el caer en “un nominalismo declaracionista con efecto tranquilizador en las conciencias”[38]. La caridad política se manifiesta como: un amor elícito,que son los actos que proceden directamente de la virtud de la caridad y están dirigidos a personas y a pueblos; y un amor imperado,que son los actos de la caridad que crean instituciones más sanas, regulaciones más justas, estructuras solidarias. El Papa nos recuerda la triple dimensión complementaria de la caridad política: personal, ambiental e institucional. Por último, se nos recuerda que el núcleo de verdadera caridad política es un amor preferencial por los últimos y un respeto a su inmensa dignidad.

Causas ideológicas: El ecocapitalismo

Podemos definir ampliamente el ecocapitalismo como “como una nueva fase dentro de la evolución del capitalismo. Es un modo de producción basado en la necesidad de mantener el subdesarrollo en los países pobres debido a su modelo de desarrollo altamente contaminante. Su dimensión discursiva se basa en un modo de producción limpia al cual todos deben aspirar, lo cual ayuda a perpetuar la estructura centro limpio y periferia contaminante, con una semi- periferia que avanza en modos de producir limpiamente. Gracias a sus dos dimensiones, cambia todo (nuevo discurso hegemónico) sin cambiar nada (mantiene a los países pobres en el subdesarrollo y las pautas de consumo en exceso del mundo desarrollado)”[39]. Sus principales teóricos son Terry L. Anderson, Bruce Yandle y Paul Hawken, que desarrollan los grandes principios de este capitalismo verde:

  1. Externalidades,publicitación de la crisis ecológica y la responsabilidad de todos, no sólo de algunos, reduciendo el grado de responsabilidad de las grandes empresas y multinacionales creando la conciencia de que la responsabilidad al ser comunitaria, debe ser resuelta comunitariamente por los consumidores y gobiernos.
  2. Consumo verde:generando nuevas necesidades, ante nuevas marcas de alimentos, ropas, tecnologías, vivienda, etc. con lo cual se sigue controlando el mercado haciendo un viraje hacia otra forma de conseguir los mismos beneficios.
  3. Comercio del carbono:otro ámbito colonizado por el capitalismo a través de la compra y venta de servicios ambientales. Con lo cual, se crea una concentración del poder y del capital en nuevas sucursales del comercio dominante.
  4. Contabilidad ambiental de costos total:programación sistemática de las acciones corporativas sobre el ambiente con base a un triple resultado: persona, planeta y ganancias. La destrucción del planeta es planificado, no cabe duda de ello.

Con ello, podemos afirma que hoy no se trata lo suficiente las causas reales de la actual degradación ambiental y de la reducción de recurso. Recursos que son controlados y manipulados por las grandes trasnacionales y los gobiernos de los países enriquecidos en los países empobrecidos. Basta constatar cómo los países con más recursos naturales del planeta, son los más empobrecidos y con duraderas inestabilidades políticas o de guerra[40]: República “democrática” del Congo, Venezuela, Sierra Leona, Siria entre otros. Se oculta que la causa principal de la actual degradación de “la casa común”, del planeta, es la existencia de un sistema económico que prima el lucro y el beneficio económico sobre la vida de las personas, relegándolas a mera mercancía, perteneciente al engranaje que garantiza la vida cómoda de una reducida parte de la población mundial a costa de la sangre de millones de esclavos que carecen de lo mínimo para vivir[41].

Esta economía sangrienta ya era denunciado por el Papa Pió XI: “Sólo sobreviven los más poderosos, los más violentos y desprovistos de conciencia…la dictadura económica se ha adueñado del mercado libre, el afán de lucro…desenfrenado afán de poderío, la economía se ha hecho horrendamente dura, cruel y atroz” (QA 88,107,109). Las consecuencias de este materialismo económico y tiránico se lanzan en los países empobrecidos que sirve como bodega surtidora de recursos, desde donde se extraen recursos sin ningún control, a los beneficios de los países consumidores[42]; instalándose grandes industrias que contaminan que los enriquecidos no quieren en sus países o incluso la creación de vertederos tóxicos que acumulan los restos de la cena neocapitalista, en los que los mismos esclavos escarban para encontrar algo para seguir viviendo, esta es la radiografía que revela las consecuencias del ecocapitalismo actual. Incluso por no ir a periferias lejanas, tenemos en nuestras inmediaciones al mar mediterráneo que hoy es un auténtico cementerio que supera los 45.000 de personas huyendo del terror y expolio al que son sometidos por una economía que los pisas y aplasta.

Para sostener toda esta estructura de pecado que genera sangre y muerte, el ecocapitalismo desarrolla todo un armazón estratégico para afianzarse en el poder. El primero es el mito de la superpoblación, causa por la cual hay hambre en el mundo según ellos, para controlar el crecimiento demográfico en los países empobrecidos, se perfeccionó a través de la ONU, agencias, fundaciones y países estrategias políticas para introducir en dichos países el aborto, la eutanasia, la ideología de género y el uso de anticonceptivos. Cuando la misma FAO ha dicho que hay cereales para alimentar al doble de la población, incluso en abril de 2008, el periódico The Guardian publicó un artículo de George Monbiot titulado “The Pleasures of the Flesh”, en el que se puede leer lo siguiente: “Flay mucha comida. No está llegando a los estómagos humanos. De los 2.130 millones de toneladas que probablemente se van a consumir este año, solamente 1.010 millones, según la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas, alimentarán a personas… 760 millones de toneladas serán arrebatadas de las bocas de los humanos para alimentar animales, que podrían cubrir el déficit de comida a nivel mundial 14 veces”.

El segundo paso de esta “estrategia de sostenibilidad”[43] fueron la creación y promoción de los Objetivos del Desarrollo del Milenio (ODM 2000- 2015) para acabar con la pobreza, la Carta de la Tierra (2000) para dar un fundamento ecológico, en detrimento de lo humanístico, a los derechos humanos y por último la ONU y el Pacto Mundial (2000) como un intento de control político sobre la economía de las grandes empresas multinacionales a través de la llamada “responsabilidad social corporativa” que era la ayuda activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental por parte de las grandes empresa con el objetivo de mejorar su situación competitiva, valorativa y su valor añadido. Con ello se buscaba el enraizamiento más profundo de la economía neocapitalista a través del control de la población de los países empobrecidos con la máscara de la concientización de que todos somos responsables del desastre ambiental[44]. La ironía criminal, a los empobrecidos se les saquee, se les contamina, se les esclaviza, enferma y asesina pero diciéndoles que ellos son también parte del problema.

Los Objetivos de Desarrollo Mundial han sido un fracaso reconocido por la propia Organización Naciones Unidad, a este ritmo trazado la pobreza se extinguiría en el año 2160 según afirman. Por eso, para mejorar los ODM en 2015 se planteó los conocidos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 2015-2030). Siempre con la meta formal de la extinción de la pobreza, pero que en el fondo era el mayor control de los empobrecidos para garantizar el dominio del sistema neocapitalista reinante hoy. Francisco lo denuncia con estas palabras: “Llama la atención la debilidad de la reacción política internacional. El sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas se muestra en el fracaso de las Cumbres mundiales sobre medio ambiente. Hay demasiados intereses particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común y a manipular la información para no ver afectados sus proyectos”[45]

Un tercer paso es el ideológico, predomínate hoy. Bajo las ideologías de derechos sexuales, derecho sobre el cuerpo, empoderamiento de la mujer, día del orgullo gay, LGTBI etc. Eutanasia, aborto se está gestando una antropología engañosa, tergiversada y rota, que encierra a la persona en el subjetivismo y en la preocupación de la cintura para abajo. Con ello se implementa a nivel mundial, pero sobre todo en el tercer mundo leyes sanitarias, educativas y familiares que destruyen a la familia. Estamos ante un auténtico genocidio muchísimo mayor que el obrado por los campos de concentración o los Gulag rusos, toda una dictadura de una antropología neocapitalista y materialista propagada por fundaciones como Family Planning 2020 o la Fundación Bill &Melinda Gates o la fundación Ford[46].

Con lo cual, toda la estructura de sustentabilidad promocionada por esta nueva vuelta de tuerca del capital, constituye una auténtica incoherencia a la vez que irresponsabilidad, porque no plantea las auténticas causas que generan el deterioro del medio ambiente. Porque no plantea la centralidad de dignidad de la persona humana que garantiza una ecología integral. Porque oculta que no podemos pretender sanar nuestra relación con la naturaleza sino no sanamos las relaciones básicas del ser humano. Porque no hay una adecuada ecología sin una adecuada antropología. Pablo VI en el 25 aniversario de la FAO (1970) recordaba que: “los progresos científicos más extraordinarios, las proezas técnicas más sorprendentes, el crecimiento económico más prodigioso si no van acompañados de un auténtico progreso social y moral se vuelven en definitiva contra el hombre.”

Hoy se nos está vendiendo una sensiblería medioambientalista profundamente hipócrita. Decir hoy que la falta de acceso al agua limpia y potable para más de 2 mil millones de personas cerca del 20% de la población del planeta, la mayoría de ellas se encuentran en zonas de pobreza es responsabilidad sobre todo de bajar mucho el váter o inodoro de la casa, es no tener vergüenza; valdría la pena contestar a los ambientalistas ¿por qué no protestan para que no se desperdicie el agua regando campos de fútbol o de golf, o no denunciar los 390 millones de litros de agua por año que usa la Coca Cola, poseedora de las mayores concesiones de agua dulce en el mundo? Se condena la tauromaquia como un crimen, pero se nos cierran los cuatros sentidos ante la guerra, el hambre, la elevada tasa de suicidios, el consumismo y la eliminación de lo que nos estorba por el aborto o la eutanasia. Se cierne una ideología que busca sustituir con lo verde, el rojo de la sangre de millones de personas sufrientes. El Papa Francisco en Laudato Si, nos recuerda como entre uno y otro ocurre el mismo camino de degradación: “El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social”[47]

En la cosmovisión y estrategia del ecocapitalismo, se intenta descentrar al hombre colocándolo por debajo o cuanto menos al lado de los animales. En esta lógica, ante la situación de emergencia y general de degradación del ambiente causada por el hombre, hay que dar prioridad a leyes en la sociedad y gobiernos que custodien la naturaleza incluso leyes para animales, como se ha llegado a plantear en algunos países. Sin embargo, Juan Pablo Viscardo y Guzmán (salvando las distancias) recordaba en una carta dirigida a los españoles americanos un principio que ahora resulta iluminador: “la conservación de los derechos naturales, y sobre todo de la libertad y seguridad de las personas… es incontestablemente la piedra fundamental de toda sociedad humana, de cualquiera manera que esté combinada. Es pues una obligación indispensable de toda sociedad, o del gobierno que la representa, no solamente respetar sino aun proteger eficazmente los derechos de cada individuo”. En definitiva, no puede haber una auténtica solución de la crisis ecológica separada de la solución de las causas que explotan al hombre hoy: “es fundamental- dice el Papa Francisco- buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza”[48].

Hoy se está gestando una nueva cultura insolidaria, que se publicita, se enseña en colegios y en diversas universidades, inundando las redes sociales y la información ocultando las causas que generan la crisis ecológica integral. Se promociona así campañas, fundaciones, cumbres y foros para calmar conciencias con actos aparentemente buenos. Pero, no hay nada peor que vivir en el mito de las cavernas y ver el mundo por sombras, tergiversando la verdad, dejándose manipular. No hay nada peor que estar siendo manipulado y no darse cuenta. “Ante el abuso del poder económico, de las crueldades del capitalismo que degrada al hombre a la categoría de mercancía, hemos comenzado a comprender mejor el peligro que supone la riqueza y entendemos de manera nueva lo que Jesús quería decir al prevenirnos ante ella, ante el dios Mammón que destruye al hombre, estrangulando despiadadamente con sus manos a una gran parte del mundo”[49]. Se necesita hacer análisis crítico que nos lleven a buscar y encontrar las causas reales del sufrimiento humano, sin quedarnos en las consecuencias, creando una cultura solidaria que nos lleve a denunciar dichas causas. Es urgente la solidaridad, manifestada en la asociación que nos lleven a potenciar la caridad política, propia de los laicos ya que “su tarea primera e inmediata [es] el poner en práctica todas las posibilidades cristianas y evangélicas escondidas, pero a su vez ya presentes y activas en las cosas del mundo. El campo propio de su actividad evangelizadora, es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la economía, y también de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación de masas, así como otras realidades abiertas a la evangelización como el amor, la familia, la educación de los niños y jóvenes, el trabajo profesional, el sufrimiento, etc.”[50]. Pudiendo así dar respuestas institucionales a injusticas institucionales.

Una cultura marcada por el “relativismo práctico”

Laudato Si’ pone sobre aviso que: “un antropocentrismo desviado da lugar a un estilo de vida desviado”[51].Evangelium Gaudium caracterizaba nuestra época como la vivencia de un “relativismo práctico”[52], que ya era denunciado por el entonces Cardenal Bergoglio: “el relativismo que, con la excusa del respeto de las diferencias, homogeniza en la transgresión y en la demagogia; todo lo permite para no asumir la contrariedad que exige el coraje maduro de sostener valores y principios. El relativismo es, curiosamente, absolutista y totalitario, no permite diferir del propio relativismo, en nada difiere con el ‘cállese’ o ‘no te metas’”[53]. Una nota característica de este relativismo cultural es el desprecio y manipulación de la historia: existe una penetración cultural que se puede llamar “deconstruccionismo” donde el hombre pretende construirlo todo desde cero: “Un modo eficaz de licuar la conciencia histórica, el pensamiento crítico, la lucha por la justicia y los caminos de integración es vaciar de sentido o manipular las grandes palabras. ¿Qué significan hoy algunas expresiones como democracia, libertad, justicia, unidad? Han sido manoseadas y desfiguradas para utilizarlas como instrumento de dominación, como títulos vacíos de contenido que pueden servir para justificar cualquier acción”[54].

Ante esta “dictadura del relativismo”, como denunciaba Benedicto XVI, caen las verdades objetivas, los principios morales, la responsabilidad por el bien común y el respeto por la creación. Todo se circunscribe, al egoísmo y a la búsqueda de lo propio a costa de los demás. Este planteamiento de irracionalidad humana, es la que se observa en ilegitimas legislaciones que “regulan” la vida social y la vida ecológica: “la cultura del relativismo es la misma patología que empuja a una persona a aprovecharse de otra y tratarla como mero objeto, obligándola a trabajos forzados, o convirtiéndola en esclava…Es la misma lógica que lleva a la explotación sexual de los niños, o al abandono de los ancianos que no sirven para los propios intereses”[55].

Vivimos en un sistema con una economía que explota y mata, amortiguando las injusticias con un lenguaje engañoso, propio de este relativismo: “No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es ¡nequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve”[56].

Transhumanismo

El error antropológico, el paradigma tecnocrático y el ecocapitalismo no solo repercuten en la explotación y consecuente degradación de la naturaleza; también lo hacen en la naturaleza humana y en su dignidad que se busca someter a intereses ideológicos sin ningún límite ético.

El transhumanismo, definido por el filósofo sueco N. Bostrom, uno de los mayores teóricos de esta corriente, como “un movimiento cultural, intelectual y científico que afirma el deber moral de mejorar las capacidades físicas y cognitivas de la especia humana, y de aplicar al hombre las nuevas tecnologías, para que se pueda eliminar aspectos no deseados y no necesarios de la condición humana, como son: el sufrimiento, la enfermedad, el envejecimiento y hasta la condición mortal”[57]. Se quiere la transformación del ser humano, se busca llegar al posthumanismo que sería un ser humano ya acabado con mejoras físicas, cognitivas, intelectuales y psicológicas superiores a las de un ser humano ordinario[58].

Los pasos para lograr dicho transhumanismo sería[59]: en primer lugar,la aplicación de técnicas eugenésicas prenatales a embriones, seleccionando aquellos que no tengan defectos ni patologías y la eliminación de los embriones que presentan anomalías congénitas, patologías o enfermos a través diversos métodos, el aborto sería uno de esos métodos. En segundo lugar,el uso de nanotecnología molecular, para la introducción de microchips en el cuerpo que active y potencie las capacidades, sobre todo las cerebrales. Una tercera posibilidadsería la aplicación de fármacos para controlar el bienestar emocional. Incluso se habla de una existencia post-biologicista mediante el escaneo cerebrales y su posterior reproducción en ordenadores. Se está planeando la combinación entre una parte cibernética y otra parte orgánica- humana, los cyborg. Todos estos métodos reciben el nombre de “Postulado tecnológico”. El transhumanismo propone tres superaciones básicas: longevidad, agilidad mental y la eliminación del sufrimiento.

Sin embargo al transhumanismo posee graves limitaciones que pueden estar sujetas a crítica. Estamos ante un nuevo paradigma antropológico, fruto de lo que Z. Bauman llamaba la sociedad líquida,unido a la dictadura del relativismo denunciada por J. Ratzinger que demuestra como el mundo vive actualmente “un cambio de época”, en búsqueda de la antigua promesa “seréis como dioses”[60]. Con lo cual, en el transhumanismo se dan cuatro reduccionismo del hombre:

  1. Reduccionismo biologicista: el hombre es sólo materia. Los autores del transhumanismo afirman que el hombre sería lo que tiene facultad perceptiva, una realidad material. Un cuerpo, una estructura compleja que funciona como una máquina, pero sólo estructura orgánica. Excluyen la existencia de algo inmaterial en el hombre, esto es lo que se conoce como ficismo neurobiologicista.Otra característica de este reduccionismo, es el tema Se plantea que el hombre no es solo materia, sino sobre todo conexiones neuronales, es la tesis dualista interaccionista:para ellos el hombre es su cerebro. Aquí surge la incapacidad para crear una moral que brote de lo transcendente en la naturaleza humana, porque todo se reduciría a criterios de efectividad contemporánea y cronológica, negando que la naturaleza humana pueda dirigirse a su fin. Así se elimina de cuajo la ley natural, solo existe el homo machina.El hombre no posee así ninguna responsabilidad con la creación y con los demás, ni historia, ni mucho menos ecología[61]. Así rige la eficacia,donde la persona no tiene dignidad por el mero hecho de ser persona, sino por pertenecer al grupo de los “perfectos”, “los sanos”. Esto es una perversión de la dignidad del cuerpo que posee toda persona[62]. Es lo que el Papa Francisco llama “la cultura del descarte” perpetrada por intereses ideológicos, económicos, políticos y sociales.
  2. Reduccionismo racionalista: el hombre es sólo razón. Fruto de sus fuentes filosóficas modernas se ha asumido la conversión de esseal agere,pasando del concepto sustancial de persona a una concepción operacional. El resultado es que solo es persona quien aquí y ahora es capaz de razonar. Esto es una exclusión de la dignidad de persona, los fetos, los embriones, las personas privadas del uso de razón, las que están en estado vegetativo o en coma. Una vez más se manifiesta una concepción de persona desde la eficiencia,un ente capaz de producir actos de razón[63].
  3. Eliminación del fundamento ontológico del hombre: consecuencia de lo anterior es la desaparición de todo lo trascendente en el hombre[64]. Se concibe a la persona encerrada en sí misma[65]. Así se elimina el fundamento ontológico que hace esencialmente distinto al hombre de otros seres vivos. Al hacer esto, la consecuencia es que la dignidad de la persona se reduce o iguala al resto de las criaturas existentes, negando su particularidad. Vista así las cosas, un Dios encarnado que orienta al hombre para el cuidado de la creación es inaceptable[66].
  4. Se elimina la dimensión histórico- social del hombre: Lluc torcal[67], plantea que el problema del humanismo se da en un doble nivel: personal y social,es en la relación con las demás personas y la sociedad, donde nos jugamos nuestra identidad y nuestra historia. Allí es el lugar donde el transhumanismo manifiesta más claramente su propuesta deshumanizante. Con la promesa de hacernos mejores, inmortales, supremamente inteligentes e impasibles, se proyecta la construcción de una sociedad inhumana: solo para los superhombres, es decir, un ser completamente autoreferido y desenraizado. Cuestión que se encuentra en las antípodas de lo que es la persona. El pasado yo no existe, solo el presente, la historia pierde sentido porque solo importa el presente de cara al mañana[68].

Hay que plantear un camino que obviando los reduccionismo plantee una concepción integral de lo que es el hombre. En una dialéctica de integración frente a la superación[69]. Es indudable la aportación de la técnica al servicio de las personas más desprotegidas y en condiciones físicas particulares, que aún siendo sujetos de derecho y deberes, se les dificulta ejercerlo en la sociedad y gracias a la ayuda tecnológica pueden incorporase de lleno en la sociedad[70]: familia, trabajo, leyes, sanidad, etc. Pero siempre resulta necesario plantear que la técnica está al servicio del hombre para ayudar y no para sustituir[71].

Causas geopolíticas

Ya en su momento San Juan XXIII planteaba un grave problema, que hoy tiene plena vigencia: “Pero el problema tal vez mayor de nuestros días es el que atañe a las relaciones que deben darse entre las naciones económicamente desarrolladas y los países que están aún en vías de desarrollo económico: las primeras gozan de una vida cómoda; los segundos, en cambio, padecen durísima escasez”[72]. Francisco ha actualizado y contextualizado, esta y otras afirmaciones de su predecesores aplicándolo a la deuda ecológica de los países del Norte con los del sur: ““países y empresas del norte se han enriquecido explotando los recursos naturales del sur generando una deuda ecológica… además la deuda ecológica aumenta cuando algunas multinacionales hacen fuera de sus países lo que no se les permite en los suyos”[73].

El Norte enriquecido ha sido y sigue siendo el “agente” causal más contaminante, el mayor explotador de los recursos existentes en los países empobrecidos. Hoy por una parte en el Norte están los que se niegan a abandonar el modelo de producción basado en energías fósiles y por otro lado los que aceptan un cambio, siempre y cuando ellos sean los máximos beneficiarios de la explotación de recursos. Con ello, se da un conflicto de poder en las élites del capitalismo mundial; ya que las grandes empresas y Estados están en proceso de transición hacia las energías no fósiles y ven en ellas un evidente negocio que afecta a grandes sectores económicos: energía, automoción, tecnologías de la información, electrodomésticos, comercialización, etc.

Ante este panorama se presenta una lucha geopolítica y geoestratégica entre dos bloques China y Europa/Estados Unidos para hacerse con el control de los recursos, su explotación y comercialización.

LLarandi arroyo hablando del libro “la sociedad de la externarnalización” de Stephan Lessenich de la tesis de la “sociedad de la externalización” [74]desarrolla la tesis de que el bienestar de las sociedades enriquecidas del Norte Global (minorías) ha sido posible gracias a la explotación y control del Sur Global (mayoría). Se trata de un sistemático expolio a la mayoría de la humanidad, que es posible por la configuración de una estructura de poder político, económico y cultural que se ha ido madurando a lo largo de los últimos 500 años. En la geoestrategia de la era capitalista hay un centro industrial y financiero y diversidad de periferias subordinadas a ese centro. “Hay un ‘adentro’ del ‘bienestar’ porque hay un ‘afuera’ del ‘malestar’”. En este sentido, las dinámicas del capitalismo que busca su expansión cada vez más en los países empobrecidos, requiere un “afuera” de donde extraer recursos de todo tipo, tanto materiales como humanos donde “externalizar” las consecuencias de este expolio: contaminación, esclavitud, fronteras, guerras, etc. No es en absoluto casualidad la insistencia del Papa Francisco para tomar conciencia de lo que está pasando en las “periferias”. Sin embargo, “este dinamismo expansivo tiene un efecto ‘boomerang. Las externalidades negativas rebotan y regresan a las sociedades opulentas (inmigraciones, contaminación, conflictos, economía bajo demanda,…)”[75].

Nuestro autor, resume las ideas fuerzas del libro de Stephan Lessenich haciendo una descripción de lo que hoy es la geopolítica y su repercusión en el mundo: “1) El Norte global expolia estructural mente al Sur global y gracias a ello disfruta de grandes niveles de bienestar. 2) Esta injusticia se ha intentado y se intenta maquillar de muchas formas para mantenerse: el mido de crecimiento; los falsos estudios científicos, la engañifa de los Objetivos del Milenio o del Desarrollo Sostenible,etc. 3) la mentira de la ‘ayuda’ de los enriquecidos para tranquilizar la conciencia. 4) la pobreza no es ‘relativa’. Los pobres en todo el mundo mueren más y antes que los enriquecidos. 5) La globalización solo es buena para los enriquecidos. Los opulentos se pueden mover por todo el planeta, los empobrecidos no. Las fronteras son ‘semipermeables’: solo permiten el movimiento de unos y bloquean el paso de otros. 6) Los países empobrecidos son objetivamente más solidarios acogiendo. 7) Esta situación solo tiene solución si se cambian las estructuras político-económicas”[76].

En definitiva, con las causas geopolíticas se demuestras que existen auténticas estructuras de pecado que organizan y ejecutan sistemáticamente una forma de vivir en este planeta, generando la crisis y gestionándola a su antojo. Estructuras que bien podríamos llamar “imperialismo”: que podríamos definir como el dominio y explotación de una élite mundial sin ningún control democrático, sobre la mayoría de la humanidad. Que es sostenida por: la insolidaridad que divide y fragmenta, el imperio de la Ley del más fuerte, el imperio del materialismo relativista sobre la conciencia, junto con la violencia y la coacción. Dicho imperialismo posee una clara tendencia totalitaria. Una descripción de este imperialismo hoy es hecho C. LLarandi y A. Mangas entorno a la actual pandemia del Covid 19:

“El poder global de este Nuevo Orden Mundial se estructuraría en diferentes niveles:

  • El núcleo duro va a estar formado por las grandes empresas tecnológicas globales -occidentales y chinas- y los fondos financieros de inversión que participan en todas las estructuras del poder (mediático, económico, político).
  • Junto a este núcleo duro se apalanca la llamada sociedad civil neocapitalista formada por una red institucional público-privada supranacional (fundaciones, ONGs, alianzas, fondos, mecanismos,…) que gestiona la intervención de toda una ‘diplomacia global filantrópica’ y que dispone de un poder financiero enorme proveniente de las donaciones privadas del vértice capitalista y también recursos públicos usurpados por los gobiernos de los estados-nación previamente ‘cooptados’ por el gran núcleo del poder hipercapitalista.
  • Finalmente, el tercer nivel lo forma el tradicional poder político nacional e internacional totalmente subordinado al núcleo primario y cuya importante misión es hacer legalmente posible sus exigencias. Esto no es nuevo. El Estado moderno siempre ha sido la estructura legal necesaria que aportara seguridad jurídica, política, policial y militar al capital.

De un lado se ha ido constituyendo una élite con ingresos óptimos, salud óptima, seguridad optima que podría moverse por el planeta libremente. Por otro lado, la gran masa de población estaría segmentada corporativamente y tendría diferentes restricciones de todo tipo: sanitarias, de movilidad, crediticias, laborales…. La brecha de la desigualdad se está convirtiendo en un abismo. El descarte y la esclavitud, en la condición de la inmensa mayoría. Tal vez tardemos en aceptar ‘formalmente’ una dictadura pero, como ya hemos apuntado, si la mayoría de la población va aceptando estas restricciones en base al supuesto ‘interés general’, no es algo difícil de imaginar”[77]. Ante esta realidad, cobra sentido las palabras del premio nobel de la paz en 1931: “el mundo se divide en tres categorías: un pequeño número que hace que los acontecimientos se produzcan, un grupo un poco más numero que vigila su ejecución y que observa que se cumplan y, finalmente, una amplia mayoría que no sabe jamás lo que ha sucedido en realidad”.

Como conclusión de este capítulo podríamos decir que las causas antropogénicas, tecnocráticas, ideológicas y geopolíticas de la crisis ecológica son fruto de una triple negación: negación de Dios,en cuanto creador; negación del hombre,como ser racional, responsable por sus actos frente a sus hermanos presentes y futuros ante la tarea de administrar la creación; y negación de la moral,desde una sociedad marcada por el relativismo que reduce el bien y el mal al subjetivismo de intereses particulares.

 

Fuente: “LA PROPUESTA ECOLÓGICA DEL PAPA FRANCISCO”  por OSMIN SERRANO GRILLET.  Puedes adquirir el libro en la Editorial Voz de los sin Voz Nº 811.  

 

NOTAS

[1]    N922

[2]    LS, 101

[3]     E. Figueroa Clemente,La Ecología del papa Francisco: un mensaje para un planeta y un mundo en crisis,Madrid 2016, 124; Cf. D. Pachón Soto, “El pensamiento social del papa Francisco”, Froncisconum 166 (2016) 320-324; A. Melet Padrón hace un comentario detallado de la raíz humana de la crisis ecología actual en relación con el paradigma tecnocrático en: “Laudato Si: la raíz humana de la crisis ecológica”, Anuario39 (2016) 15-26; también, se escuchan voces que reclaman una mayor contextualización de la raíz humana de la actual crisis: “las raíces humanas de la crisis al no ser contextualizadas históricamente, y encarnadas en personas, grupos, sectores o clases sociales concretas, sirven de justificativo ideológico para afirmar que el problema es de la humanidad como especie y no de un determinado modo de producción, distribución y consumo. Negar la existencia del capitalismoo sublimarlo al hablar de la orientación actual de la economía mundial, constituye un vacío textual extremadamente notorio, que refuerza, además, la ¡dea del sistema-mundo en su conjunto, a pesar de los llamados a revoluciones culturales profundas o a generar cambios drásticos” tal es la postura de M. Gómez Liendo, ” La ambigüedad discursiva de ‘la raíz humana de la crisis ecológica ‘en la carta encíclica Laudato si” del Papa Francisco”, Oximora8 (2016) 167. Ante lo cual, se puede argumentar que realmente ninguna encíclica de un Papa se puede entender desde el absolutismo particularista, sino que forma parte de un conjunto magisterial de un determinado Papa y sus antecesores donde cobra contenido, sentido y profundidad.

[4]    LS 118

[5]CA, 37; SRS, 34

[6]LS 117

[7]    LS 119

[8]    LS, 116; 118

[9]    Gn 1, 26-30

[10]“Es el hombre, grande y admirable figura viviente, más precioso a los ojos de Dios que la creación entera; es el hombre, para él existen el cielo y la tierra y el mar y la totalidad de la creación, y Dios ha dado tanta importancia a su salvación que no ha perdonado a su Hijo único por él”. San Juan Crisóstomo, Sermones in Genesim, 2,1: PG 54, 587D – 588A.

[11]   Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, 140

[12]  Mensaje del Santo Padre Francisco para la celebración de la 52 jornada mundial de la paz 1 de enero de 2019, n2 6; sigue desarrollando el Papa este argumento diciendo: “la paz con la creación, redescubriendo la grandeza del don de Dios y la parte de responsabilidad que corresponde a cada uno de nosotros, como habitantes del mundo, ciudadanos y artífices del futuro” (n^7)

[13]   Pontificia Comisión Bíblica, « ¿Qué es el hombre?» un itinerario de antropología bíblica.68

[14]   Cf. Mt 25,14-30

[15]   Gn 4,10

[16]   LS 118

[17]   GS 22

[18]   LS 114; “en ocasiones, algunos científicos van más allá del objeto formal de su disciplina y se extralimitan con afirmaciones o conclusiones que exceden el campo de la propia ciencia. En ese caso, no es la razón lo que se propone, sino una determinada ideología que cierra el camino a un diálogo auténtico, pacífico y fructífero” (EG 243)

[19]   LS 106

[20]   Cf. LS 122

[21]   109

[22]   LS, 109

[23]   LS 111

[24]   LS, 106

[25]N 99

[26]   “Crítica al paradigma tecnocrático”Revista Cultura Económica96 (2018) 99

[27]   LS 105

[28]  Discurso sobre las armas nucleares en Parque del epicentro de la bomba atómica, Nagasaki 24 de noviembre de 2019

[29]   QAM, 46

[30]   QAM, 52

[31]   LS, 122

[32]   LS 136

[33]   EG, 53

[34]   EG, 54

[35]   Dt 30,15. 19-20

[36]  180

[37]183

[38]188

[39]F. Quiero Aguirre, “El ecocapitalismo: gatopardismo del siglo XXI”, Díké17 (2015) 129. El artículo desarrolla los orígenes históricos del ecocapitalismo y sus principios.

[40]R. Cid, Crisi, ecocapitalismo y democracia,en: https://rebelion.org/crisis-ecocapitalismo-y-democracia/; Cf. D. Camacho Monje, “Capital, ambiente y democracia” Revista de ciencias sociales151 (2016)

[41]D. Delgado Gómez, Capitalismo verde, exterminio amable, en: https://www.elsaltodiario.com/laplaza/capitalismo-verde-exterminio-amable

[42]   A. Cerrillo, ¿puede haber un capitalismo ecológico?,en: https://www.lavanguardia.com/medlo- amblente/20120608/54308828129/puede-haber-capitalismo-ecologico.html

[43]   Cf. L. Martínez, Ecocapitalismo, o cómo hacer negocio con la salvación de la tierra mientras la destruyes,en: https://elordenmundial.com/ecocapitalismo-o-como-hacer-negodo-con-la-salvadon-de-la-tierra-mientras-la-destruyes/

[44]   E. Aniorte Aparicio, Ecocapitalismo, en: https://www.informacion.es/opinion/2012/03/29/ecocapitalismo-6845608.html

[45]   LS, 54

[46]       Cf. E. López, El eco-capitalismo, en:  https://www.hispanidad.com/sin-categoria/el-eco-capitalismo_3087969_102.html

[47]   N2 48

[48]   LS, 139

[49]   Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Del bautismo en el Jordán a la trasfiguración, Madrid (2012) 15

[50]   EN, 70

[51]   122

[52]   N2 80

[53]  J. M. Bergoglio, Homilía en el Tedeum en la catedral metropolitana, Buenos Aires, 25 de mayo de 2012; Cf. A. Cáceres, “J. M. Bergoglio: Claves de su pensamiento social antes de ser elegido pontífice” Mornlia36 (2013) 117-135

[54]   FT 14

[55]   LS 123

[56]   EG, 53

[57]  E. Postigo Solano, “Transhumanismo y post-humanismo: principios teóricos e implicaciones bioéticas”, en: W.AA. La colonización de la naturaleza humana,Madrid 2019, 3

[58]   Cf. E. Busquets, “Para comprender el transhumanismo”, Iglesia viva281 (2020) 11-22

[59]  Cf. L. Ferry, La revolución transhumanista. Cómo la tecnomedicina y la uberización del mundo van a transformar nuestras vidas,Madrid 2016.

[60]   Cf. D. Negro, el mito del hombre nuevo,Madrid 2009

[61]  Cf. A. Diéguez, Transhumanismo. La búsqueda tecnológica délo mejoramiento humano,Barcelona 2017; S. Finquelievich, “La alianza entre Biología y tecnología requiere una nueva social contrato. La tecnificación de los seres humanos”, Telos108 (2018) 44-51

[62]    Cf. E. Busquets – M. Escribano, “El mejoramiento humano a debate”, Iglesia viva281 (2020) 5-10

[63]   Cf. V. Possenti, La revolución biopolítica. La peligrosa alianza entre materialismo y técnica,Madrid 2016; F. Valbuena, “Transhumanismo y cuidados”, Iglesia viva281 (2020) 93-98

[64]   Cf. R. Casas, “La esperanza de liberarnos de lo que somos: Una mirada cristiana sobre la ideología transhumanista”, Iglesia viva281 (2020) 23-42.

[65]  Cf. A. Diéguez, “La integración del hombre con la maquina. Transhumanismo propuestas y límites”, Telos108 (2018) 52-61

[66]   M. Escribano, “Transhumanismo y teología”, Iglesia viva281 (2020) 87-92

[67]    A. Cortina – M. Serra (coords.), Singulares. Ética de las tecnologías emergentes en persona con diversidad funcional,Madrid 2016

[68]    Cf. A. Cortina – M. A. Serra, ¿humanos o posthumanos? Singularidad tecnológica y mejoramiento humano, Barcelona 2015.

[69]Cf. T. Moratalla, “Transhumanismo: entre la ideología y la antropología. Una mirada cinematográfica”. Iglesia viva281 (2020) 43-62

[70]    Cf. A. Case, “Los robots sirven para que podamos ser más humanos”, Telos 108 (2018) 26-34

[71]    Cf. A. Cortina, Humanismo avanzado. Para una sociedad biotecnológica,Madrid 2017; T. Forcades, “Albert Cortina. El humanismo avanzado como alternativa al transhumanismo y al posthumanismo” Iglesia viva281 (2020) 63-80; I. Mejía, “Quién teme a los humanos digitales”, Telos108 (2018) 37-43

[72]     MM, 157.

[73]    Frases del video transmitido el 31 de agosto de 2020 con el tema de la Jornada Mundial de Oración por la Creación, en: https://www.youtube.com/watch?v=79VWqaMv6Pg

[74]    “La sociedad de la externalización”, Autogestión131 (2020) 20-22

[75]    C. LLarandi, 21

[76]    C. LLarandi, 22

[77]https://sol¡dar¡dad.net/pandemia-x-x¡¡-hada-un-nuevo-sistema-totalitar¡o-global-se-aceleran-las-tendencias/