A un nivel genérico los recoge el documento de la Conferencia Episcopal Española, “Los cristianos en la vida pública” CVP (65-71) que resume lo que se había afirmado en Gaudium et spes GS (11-39).
En líneas generales estos principios son:
Cristo es el modelo para el hombre, llamado a ser en plenitud hijo de Dios (GS 22; CVP 64).
El hombre es imagen de Dios. El carácter central de la persona como principio y fin de la política hace que él sea el valor supremo de la organización de la convivencia (GS 12-17; CVP 65, 67-68).
La sociedad es necesaria, al tiempo que espacio de realización del ser humano y de promoción del bien común (GS 25-26).
La humanidad es una familia. Por eso el mandamiento básico de los cristianos es el amor (GS 24).
La caridad política como expresión del amor eficaz a las personas materializado en el bien común (CVP 60) que no se reduce a suplir las deficiencias de la justicia, ni encubre las injusticias de un orden establecido, sino que se trata de un compromiso activo, fruto del amor cristiano a los demás hombres considerados como hermanos (CVP 61). Como dice este documento: «Cuando falta este espíritu, la posesión del poder puede convertirse en un medio para buscar el propio provecho o la propia exaltación a costa del verdadero servicio a la comunidad (…)» (CVP 62).