Es esta la recomendación que dio el Papa Francisco a los participantes en el congreso de la Centesimus Annus Pro Pontifice: convertir su mirada, ver en cada ser humano, tu hermano, cuya dignidad debe ser respetada.
Con una mirada humilde que ve al otro como tu hermano, y respeta su dignidad es como se podrá luchar contra los males de la especulación actual que alimentan los vientos de guerra, dijo el Papa a la Centesimus Annus. “No despreciar a nadie es el estilo de todo pacificador”. Significa un crecimiento inclusivo. Porque “todo viene de cómo uno se ve. La mirada de Jesús supo ver en los pobres que ponían dos céntimos en la caja de las ofrendas en el Templo un gesto de donación total (cf. Mc 12,41-44)”. La mirada de Jesús, dijo el Pontífice, partía de la misericordia y la compasión por los pobres y excluidos.
Francisco recordó que la pobreza no se combate con el asistencialismo. Dar dinero a los pobres es resolver un problema temporal, para afrontar emergencias, pero para que tengan una vida digna, sólo lo lograrán con un trabajo. Debemos comprometernos todos, afirmó, a aumentar las políticas laborales para los más frágiles, de lo contrario, fomentamos una cultura mundial del despilfarro.
Leer desde adentro la doctrina social de la Iglesia
El Papa agradeció a los participantes en el congreso de la Fundación Centesimus Annus Pro Pontifice, por su aportación a la doctrina social de la Iglesia, en particular, porque contribuyen en su difusión y entendimiento. Además, porque, al profundizar en ella, “leen ‘desde dentro’ del complejo mundo económico y social, y por tanto pueden contrastar continuamente esa doctrina con la realidad, una realidad que siempre está en movimiento”.
Los participantes están afrontando el tema del “Crecimiento inclusivo para erradicar la pobreza y promover el desarrollo sostenible para la paz”. Para el Papa la expresión clave es la inicial: “crecimiento inclusivo”.
“Me recuerda a la Populorum Progressio de San Pablo VI, donde afirma: “El desarrollo no se reduce al mero crecimiento económico. Para que sea un auténtico desarrollo, debe ser integral, lo que significa que está orientado a la promoción de cada hombre y de todo el hombre” (nº 14). Por lo tanto, el desarrollo es inclusivo o no es desarrollo”.
Fermentar la realidad económica en un sentido ético
A partir de allí, les afirmó, inicia la tarea de la fundación, como laicos, deben “fermentar” la realidad económica en un sentido ético, el crecimiento en el sentido del desarrollo. Y lo intentan, partiendo de la visión del Evangelio. Porque todo surge de la forma en que se mira la realidad.
El crecimiento inclusivo es no despreciar “nunca a nadie” incluso en los momentos históricos más desesperados, como la Depresión que se sufrió en la época anterior a la caída de la bolsa. Porque “todo viene de cómo uno se ve. La mirada de Jesús supo ver en los pobres que ponían dos céntimos en la caja de las ofrendas en el Templo un gesto de donación total (cf. Mc 12,41-44)”. La mirada de Jesús, dijo el Papa, partía de la misericordia y la compasión por los pobres y excluidos.
Una nueva mirada: no despreciar nunca a nadie
Por eso, dijo Francisco, el futuro exige una nueva mirada, y cada uno, a su pequeña manera, está llamado a ser promotor de esta forma diferente de ver el mundo, a partir de las personas y situaciones que vive en la vida cotidiana. “No despreciar nunca a nadie”, es para el Papa una buena indicación para todos.
“Todos somos hermanos, y si soy el dueño de una empresa, eso no me da derecho a despreciar a mis empleados. Si soy el director general de un banco, no debo olvidar que cada persona debe ser tratada con respeto y cuidado”.
La pobreza no se combate con el asistencialismo
Porque para el Pontífice, el crecimiento inclusivo encuentra su punto de partida en una mirada no replegada sobre sí misma, libre de la búsqueda de la maximización del beneficio. La pobreza no se combate con el asistencialismo:
“Como ya dije en Laudato si’, “ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre un remedio temporal para hacer frente a las emergencias. El verdadero objetivo debe ser permitirles llevar una vida digna a través del trabajo” (nº 128). Sin el compromiso de todos para hacer crecer las políticas laborales para los más frágiles, fomentamos una cultura mundial del despilfarro. He tratado de explicar esta convicción también en el primer capítulo de la Encíclica “Fratelli tutti”, donde, entre otras cosas, se recuerda que “la riqueza ha aumentado, pero sin equidad, y así sucede que nace una nueva pobreza” (n. 21).
Una mirada humilde hacia tu hermano
Al final de su discurso, recomendó a la fundación a convertir las importantes reflexiones de estos días en una conversión de la mirada. La mirada humilde, dijo, de quien ve en cada hombre y mujer que encuentra a un hermano cuya dignidad debe ser respetada, antes de ser posiblemente un cliente con quien hacer negocios:
“Sólo con esta mirada podremos luchar contra los males de la especulación actual que alimentan los vientos de guerra. No despreciar a nadie es el estilo de todo pacificador”.