Entrevista a Francesco Rocca, presidente de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR). Jurista de formación, experto en crimen organizado y presidente de la Cruz Roja italiana desde 2013.
Pregunta: Por lo que se ve, el mundo está cada vez peor. ¿Cuáles son las más graves crisis humanitarias que la inquietan en este momento?
Respuesta: Diría Yemen, Siria… Y todo lo relacionado con las migraciones.
P: ¿Hay que esperarse nuevos éxodos masivos en este 2018?
R: No sé si éxodos es la palabra adecuada, pues todo depende de cómo evolucionará la situación. Lo que más me preocupa es que no encontremos la forma de enfrentarnos a estas situaciones, puesto que la premisa es que nos faltan los recursos económicos para atender la mayoría de las situaciones de emergencia humanitaria.
P: ¿Qué significa que no hay dinero?
R: Son millones de dólares los que nos faltan. Algunas misiones humanitarias han recibido en el 2017 solo el 40% o el 50% del presupuesto necesario, en particular las de África. Un ejemplo es el desastre en la cuenca del lago Chad y la de Sudán. Otro capítulo es que muchos de estos recursos podrían ser destinados al desarrollo, si las decisiones políticas fueses diferentes. Pero ese es otro tema.
P: ¿Cómo está afectando al trabajo humanitario el fin del multilateralismo de Estados Unidos?
R: Veremos qué pasará en Estados Unidos. Los anuncios políticos nos preocupan pero, de momento, no ha habido un impacto inmediato.
P: 13 millones de personas están en zonas sin acceso a ayuda humanitaria en Siria, según la ONU, que ha pedido un cese el fuego.
R: En Siria y Yemen, la situación es grave. En Siria, se ha ido a un escenario que, para nuestra generación, antes solo existía en los libros, el asedio. ¿Cuál era el objetivo de esta modalidad de estrategia bélica? El fin era lograr la victoria mediante el desgaste, haciendo morir de hambre a los que estaban dentro del cerco. Eso ocurría en la Edad Media y esto ha vuelto a ocurrir hoy. Es la realidad triste de un conflicto que ya dura desde hace siete años y que se ha cobrado miles de muertos. Además de ello, ni Siria ha recibido toda la financiación necesaria.
P: ¿Cuáles son las zonas de más difícil acceso?
R: Nosotros, como Cruz, en este momento tenemos dificultad para entrar en Idlib, Afrin, Ghouta, Hama. En Ghouta, desde hace meses no logramos pactar nuestra entrada. Solo logramos en Navidades evacuar a un pequeñísimo grupo de personas. Esto empezó en 2012. Otro fue el caso de Alepo, donde se desarrolló la guerra del agua. Estas son evidentes violaciones del Derecho Internacional Humanitario que se han convertido en métodos de guerra.
P: ¿Cuál es la situación en Afrin, donde el Ejército turco está bombardeando a los kurdos?
R: La situación es que no sabemos qué está pasando. No tenemos acceso. Nos llegan noticias, pero son contradictorias. Hay una negociación en curso, eso siempre.
P: Este pasado otoño, el mundo se escandalizó por las imágenes de los mercados de esclavos en Libia. ¿Qué ha cambiado desde entonces a nivel humanitario?
R: Nada. Lo único que cambió es que ya no hablamos del tema. Además en las últimas semanas, ha retomado los combates en algunas zonas. Hubo atentados en Bengasi, en Trípoli también. Esto significa también menos acceso para la prensa y menos posibilidades para contar lo que está ocurriendo. El libio es un conflicto que nunca se ha apagado. Nada ha mejorado ni para los libios ni para los inmigrantes.
P: Y el plan de evacuación anunciado por los países europeos a finales de 2017…¿No funcionó?
R: Es un plan cuyo límite está en que tampoco hay posibilidad de alcanzar muchas zonas del país, incluyendo estas cárceles de migrantes que hay en Libia. Son miles los migrantes que están en una situaciones dramática, que han sido encarcelados porque no pueden pagarse el viaje.
P: ¿Le preocupa más la situación humanitaria en Venezuela o en el Triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, El Salvador, Guatemala)?
R: Sin duda: la situación más preocupante es la de Venezuela. Allí faltan alimentos, medicinas, todo. Es una situación que dura desde hace muchos años, el país está extenuado. En el Triángulo Norte, el tema más preocupante es la violencia urbana. Pero eso también acontece en Venezuela. En el Triángulo Norte, trabajamos sobre problemas estructurales. En Venezuela, sobre la emergencia.
P: ¿Qué me dice de los rohinyá? ¿Prosigue la limpieza étnica en Myanmar?
R: Los números nos dicen que algo ha mejorado. Demuestra que la presión internacional y de los medios de comunicación ha tenido un resultado. También se está negociando para el regreso [de los rohinyás que están en Bangladesh, a Myanmar]. Aunque todavía se está estudiando el fenómeno, para entender precisamente qué ha ocurrido. Porque lo cierto es que se desconoce lo que desencadenó la crisis. En este momento, en Bangladesh, lo que más nos preocupa como operadores humanitarios es que está llegando la temporada de los monzones. Y esta gente [los desplazados de Cox Bazar] viven en pequeñas colinas de tierras, en chabolas que podrían ser barridos por el agua. Temo un aluvión y estamos hablando de 600.000 personas. Sus vidas están en riesgo en este momento. Estamos trabajando para prevenir esta situación, pues no pueden ser desplazados por ahora.
P: ¿Bangladesh está haciendo algo?
R: Esto lo quiero decir muy alto. Bangladesh ha sido un país extremamente generoso en acoger a estas personas, a pesar de que no es uno de los principales donantes y que tiene todos los años desastres humanitarios de gran magnitud. Es milagroso lo que ha hecho el Gobierno de Bangladesh, ha ayudado mucho.
P: Yemen, un conflicto enraizado desde 2014, también parece un infierno en tierra.
R: Es un infierno, sí. Una catástrofe humanitaria donde el problema es que son objetivos bélicos también los hospitales y las estructuras de acogida. Nosotros en este momento estamos allí, pero hemos tenido que irnos, según las circunstancias. De todas maneras, la sensación es de estar vaciando el océano con una cuchara. Hay cólera, la difteria ha vuelto, todo esto, sumado a la situación de emergencia inmediata, es decir, cuando bombardean. Las personas que necesitan diálisis, mueren. Es la consecuencia de estrategias militares que yo no puedo pensar que no sean voluntarias, pues las consecuencias sobre la población civil son directas.
P: ¿Es el peor conflicto?
R: Detesto hacer listas, pero la violencia y la intensidad de las violaciones [de derechos humanos en Yemen] es aberrante. Y todos son desplazados internos, no hay refugiados externos. Y el problema es una regularidad en el acceso a la ayuda humanitaria y que la situación afecta a todo el país.
P: ¿Y Ucrania?
R: El Donbás es un polvorín. Y en una situación así nunca se recuperará la economía, con lo cual allí lo que hay son situaciones de extrema pobreza que en esas áreas se sigue viviendo. ¿Después de años viviendo en esas condiciones, cómo se sentiría usted?
P: Los voluntarios son cada vez más blanco de ataques en países en conflicto.
R: En Siria han muerto 73 personas de la Cruz Roja Internacional (65 de la Media Luna roja siria y 8 de la Media Luna palestina) desde 2011. Ha habido ataques muy graves, también el año pasado. El primer caso, que ya tiene años, fue el homicidio del jefe la Media Luna Roja. Lo sacaron de su automóvil y le pegaron un tiro. En 2013, yo mismo fui objetivo de disparos, en una zona de las afueras de Damasco. Y, si bien no todos han sido víctimas de ataques deliberados, los casos de los que acabaron atrapados en situaciones donde, al llegar ellos, seguían disparando como locos, son incontables. Eso va en contra de todo lo que se pensó en Ginebra, donde el principio fue que no se dispare sobre el que auxilia pues el enemigo herido ya ha sido neutralizado.
P: ¿Usted qué explicación se ha dado?
R: Cada vez hay menos respeto por la vida humana. Afortunadamente, muchos Estados lo siguen respetando, pero en algunas áreas la situación es esta. Otro caso es de quienes utilizan los logos de la Cruz Roja para transportar a combatientes o realizar ataques armados. Es un acto muy grave que transforma en algo normal que un combatiente tenga el gatillo fácil al paso de un vehículo de auxilios. Es terrible. Por eso, las reglas del Derecho Internacional deben ser respetadas todas.
P: Y, dígame, si le preguntara por la crisis más ignorada ¿qué me diría?
R: Todas las que ocurren en África. Todos los micro-conflictos en ese continente. Ahí hay una dificultad de atención. Estamos hablando de millones de personas. Estamos hablando de Uganda, que es el segundo país para los que escapan de los conflictos. Estamos hablando del lago Chad por los fenómenos de terrorismo que hay en esa área. No hay atención porque no hay intereses políticos como en otros sitios en el mundo. Incluso hay cansancio por parte de las personas en oír hablar de esos conflictos. Es lamentable.
P: ¿No era así también antes?
R: Sí, pero antes eran conflictos olvidados, no desdeñados por los países más ricos y afortunados que son los que deberían sentirse más apenados por estas situaciones.
Fuente: https://www.elconfidencial.com/mundo/2018-02-16/entrevista-francesco-rocca-federacion-cruz-roja_1522471/