La «Mística de la HOAC» incluye finalmente una técnica para el militante. Esta técnica es la actuación de la Pobreza, de la Humildad y del Sacrificio.

Ordinariamente, al hablar de Pobreza, Humildad y Sacrificio no se tiene de estas virtudes el concepto de que se trata de tres aspectos esenciales al modo de ser cristiano. En efecto:

La Pobreza, como virtud evangélica, no es la mera situación de menesterosidad en que muchos nacen o a la que por culpa de las circunstancias que sean vienen a parar. Ni es la virtud humana de la austeridad o sobriedad, que tanto cultivaron los viejos estoicos y los cínicos buscando con ella la libertad del espíritu. Es la imitación de Cristo en cuanto al uso de los bienes materiales, uno de cuyos aspectos esenciales es la fácil comunión o comunicación de ellos viendo a Cristo en todo necesitado. Es un desprendimiento, viendo a Cristo, lo que necesariamente implica comunión y no un mero uso.

La Humildad cristiana (ya que puede hablarse de otra humildad humana) tiene también como motivo la imitación de Jesucristo. E implica una dimensión vertical, o sea, en orden a Dios, y así es el reconocimiento de su verdad en uno mismo y en todo lo demás. Y otra dimensión horizontal, o sea, en orden a los hombres, y en este sentido es un afán de comprensión, de aceptación y de servicio por Cristo. Es la alteridad, otra forma muy delicada de comunión.

El Sacrificio, la renuncia al propio gusto, a la comodidad, sin el cual es imposible esa otra forma de comunión que es la colaboración, la comunicación de esfuerzos y de voluntades, es otra virtud especialmente cristiana.

La revalorización de estos conceptos y de las realidades que expresan, como modos de ser y de obrar de los militantes cristianos, ha sido uno de los esfuerzos permanentes de la HOAC.

 

Fuente: La mistica de la HOAC (Guillermo Rovirosa)