Aproximación a la degradación ecológica del planeta.

Hoy acudimos a una crisis ecológica sin precedentes en la historia, los diversos intentos de solución han servido para paliar las consecuencias sin remediar las causas. Un planeta inmerso en la pandemia del Covid-19 que no conoce fronteras, pero que afecta desigualmente a la humanidad. Todo esto, “agrava las crisis fuertemente interrelacionadas, como la climática, alimentaria, económica y migratoria, y causa grandes sufrimientos y penurias”[1].

“Esa miseria como hecho colectivo, es una injusticia que clama al cielo”[2]. La Iglesia haciendo suyo los gozos, esperanzas, angustias y tristeza de los hombres ha asumido la tarea de dar respuesta a dicha situación. El Papa Francisco recogiendo el magisterio de sus predecesores ha introducido de lleno el tema ecológico en la doctrina social de la Iglesia desde una hermenéutica de la continuidada través de la encíclica Laudato Si’ y sus concreciones en otros documentos.

El Papa Francisco denuncia una realidad sangrante al afirmar que: “Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos”[3]. Con ello describe la realidad ecológica del planeta, que no se circunscribe a una sensibilidad medioambientalista, sino a una visión integral de la realidad. Así, denuncia una crisis integral que explota tanto al medio ambiente, como a los más empobrecidos, ya que “el ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social”[4].

En consecuencia, en este capítulo no buscamos inundar estas páginas con una enorme cantidad de datos, sino que aportando algunos datos básicos, podamos “tomar dolorosaconciencia, atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar”[5][1]. De tal forma, que se pueda tener una visión panorámica de la actual crisis ecológica que padece la creación y dentro de ella las personas y así nos permita hacer un juzgar y por supuesto un actuar sobre la realidad ecológica.

Encuadre de la actual situación ecológica

Ante la actual crisis ecológica, que manifiesta la crisis estructural del sistema y de la humanidad, podemos encuadrar los acontecimientos en una triple perspectiva:

Primero, un conflicto Norte-Sur global6. El Norte enriquecido ha sido y sigue siendo el agente causal más contaminante, el mayor explotar de los recursos existentes en los países empobrecidos del Sur, a los cuales se les achaca la responsabilidad de la contaminación generalizada. De esta forma, los países del sur financian el desarrollo de los países enriquecidos del Norte y dentro de ellos, a las clases dominantes del Norte; éstos llevan siglos saqueando las grandes riquezas del sur para garantizar “la calidad de vida” del norte enriquecido, costando la sangre de millones de personas. Ejemplo paradigmático de esta mentalidad y plan de acción fue la entrevista que dio en una entrevistaWarren Buffett, considerado por la revista Forbescomo una de los hombres más ricos del mundo, en la que describía la situación actual: “Hay una guerra de clases, de acuerdo, pero es la mía, la de los ricos, la que está haciendo esa guerra, y vamos ganando”[6][7].

Este conflicto Norte-Sur es explicado desde categorías económicas y geopolíticas por sociólogo suizo Jean Ziegler, que fue relator especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación entre 2000 y 2008 y actual vicepresidente del Comité Consultivo del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en un artículo titulado la plutocracia contra el pueblo:“El pueblo de los países pobres se mata trabajando para financiar el desarrollo de los países ricos. El Sur financia al Norte, y especialmente, a las clases dominantes de los países del Norte. El medio de dominación más poderoso es actualmente el servicio de la deuda… Los llamados países «pobres» pagan anualmente a las clases dirigentes de los países ricos mucho más dinero del que reciben de ellas, ya sea como inversiones, préstamos, ayuda humanitaria o la llamada ayuda al «desarrollo». El servicio de la deuda mantiene a los pueblos en la esclavitud y saquea sus recursos […] Este expolio aún se vio agravado, durante estas últimas décadas, con la aparición de los fondos buitre Son fondos de inversiones especulativas, registrados en los paraísos fiscales y que están especializados en la compra de deudas, que desde hace largo tiempo se venden por debajo de su valor nominal, con el fin de obtener máximos beneficios. Estos fondos especulativos son propiedad de individuos extremadamente adinerados que se cuentan entre los más terribles depredadores del sistema capitalista”[2].

Estos fondos buitre- dice Ziegler- matan, explicándolo con un ejemplo de lo ocurrido en 2002 en Malawi; allí, ocurrió una terrible sequía que provocó la muerte de decenas de miles de personas. Del total poblacional de 11 millones, 7 millones se hallaban en grave desnutrición. El Gobierno fue incapaz de socorrer a las víctimas del hambre porque meses anteriores había tenido que vender en el mercado las reservas de maíz, 40.000 toneladas, para pagar a un fondo buitre. Otro ejemplo que narra esta realidad, es la situación de Venezuela: este país posee las reservas más grandes de petróleo del planeta, grandes reservas de oro, diamante, coltan, maderas, agua dulce, etc. aunque ciertamente, vive un auténtico genocidio por una narco dictadura, a la vez son esclavos de los fondos buitres que deben ser pagados a Rusia y China. El mismo sociólogo suizo denunciaba esta injusticia: “Es inadmisible que un puñado de Estados privilegiados pueda decidir el destino del mundo en función de sus propios intereses políticos, económicos y geoestratégicos”[8].

Este conflicto Norte-Sur es una cuestión que viene siendo puesto en evidencia y denunciado por el magisterio pontificio continuamente:

  • León XIII lo expresaba con semejantes palabras: “las relaciones comerciales de toda índole, se hallan sometidas al poder de unos pocos, hasta el punto de que un número sumamente reducido de opulentos y adinerados ha impuesto poco menos que el yugo de la esclavitud a una muchedumbre infinita de proletarios”[9].
  • San Juan XXIII: “el problema tal vez mayor de nuestros días es el que atañe a las relaciones que deben darse entre las naciones económicamente desarrolladas y los países que están aún en vías de desarrollo económico: las primeras gozan de una vida cómoda; los segundos, en cambio, padecen durísima escasez. La solidaridad social que hoy día agrupa a todos los hombres en una única y sola familia impone a las naciones que disfrutan de abundante riqueza económica la obligación de no permanecer indiferentes ante los países cuyos miembros, oprimidos por innumerables dificultades interiores, se ven extenuados por la miseria y el hambre y no disfrutan, como es debido, de los derechos fundamentales del hombre”(MM157)
  • San Juan Pablo II: “dejando a un lado el análisis de cifras y estadísticas, es suficiente mirar la realidad de una multitud ingente de hombres y mujeres, niños, adultos y ancianos, en una palabra, de personas humanas concretas e irrepetibles, que sufren el peso intolerable de la miseria. Son muchos millones los que carecen de esperanza debido al hecho de que, en muchos lugares de la tierra, su situación se ha agravado sensiblemente […] La primera constatación negativa que se debe hacer es la persistencia y a veces el alargamiento del abismo entre las áreas del llamado Norte desarrollado y la del Sur en vías de desarrollo”(SRS 13-14).
  • Benedicto XVI: “el acaparamiento por parte de algunos estados, grupos de poder y empresas de recursos energéticos no renovables, es un grave obstáculo para el desarrollo de los países pobres… La acumulación de recursos naturales, que en muchos casos se encuentran precisamente en países pobres, causa explotación y conflictos frecuentes entre las naciones y en su interior. Dichos conflictos se producen con frecuencia precisamente en el territorio de esos países, con graves consecuencias de muertes, destrucción y mayor degradación aún”1(CV 49).
  • Francisco: “hay una verdadera  «deuda ecológica», particularmente entre el Norte y el Sur, relacionada con desequilibrios comerciales con consecuencias en el ámbito ecológico, así como con el uso desproporcionado de los recursos naturales llevado a cabo históricamente por algunos países. Las exportaciones de algunas materias primas para satisfacer los mercados en el Norte industrializado han producido daños locales… El calentamiento originado por el enorme consumo de algunos países ricos tiene repercusiones en los lugares más pobres de la tierra… A esto se agregan los daños causados por la exportación hacia los países en desarrollo de residuos sólidos y líquidos tóxicos, y por la actividad contaminante de empresas que hacen en los países menos desarrollados lo que no pueden hacer en los países que les aportan capital: «Constatamos que con frecuencia las empresas que obran así son multinacionales, que hacen aquí lo que no se les permite en países desarrollados o del llamado primer mundo. Generalmente, al cesar sus actividades y al retirarse, dejan grandes pasivos humanos y ambientales, como la desocupación, pueblos sin vida, agotamiento de algunas reservas naturales, deforestación, empobrecimiento de la agricultura y ganadería local, cráteres, cerros triturados, ríos 11 contaminados y algunas pocas obras sociales que ya no se pueden sostener”14.

Segundo, existen un conflicto de poder en las élites del capitalismo mundial: las grandes multinacionales y los Estados están en un proceso de transición hacia las energías no fósiles y lo plantean como un negocio. Esto afecta a los grandes sectores económicos: energía, automoción, tecnologías de la informática, electrodomésticos, rutas de comercio, etc. En esta situación, están en pugna dos bloques: China y Europa/ Estados Unidos por el control económico mundial. En este escenario la fecha del 11 de diciembre de 2001 es de gran importancia, porque significó el ingreso de China en la organización mundial del comercio (OMC); hasta ahora, el poderío económico estadounidense era indiscutible, pero con el ingreso del gigante chino ocurre un punto de inflexión en la economía mundial y una redistribución del poderío económico a nivel mundial: “su modelo de crecimiento se ha basado en las exportaciones y el «dopaje» público de empresas, infraestructuras… «No es una economía de mercado como la norteamericana. Tiene un componente muy importante de intervencionismo», sostiene Raymond Torres, director de Coyuntura y Economía Internacional de Funcas. Es un país de partido único, con una sola doctrina, y con las ideas muy claras. Se ganaron la etiqueta de «fábrica del mundo», lo que le ha llevado a ser el primer exportador a nivel mundial, bastante por encima de Estados Unidos. Concretamente, en 2018 colocó productos por valor de 2,48 billones de dólares en el mercado mundial. Eso supone 78.852 dólares por segundo en exportaciones. El único que le puede hacer sombra e incluso le supera es la Unión Europea en su conjunto, porque individualmente es tarea imposible”[10]. La influencia del país asiático se puede observar con tres claros ejemplos:

  1. el proyecto de la nueva ruta de la seda[11]: “un programa de construcción de vías rápidas, ferrocarriles, infraestructuras portuarias y oleoductos en más de sesenta países. Los objetivos de este proyecto de China… aumentar la seguridad en el traslado de sus productos hacia los principales centros de consumo en Europa, África y Asia, y crear corredores económicos dinámicos capaces de fomentar su crecimiento, a la vez que se tejen alianzas diplomáticas duraderas con los países beneficiarios”[12]. Actualmente esta ruta atraviesa, con diversas sedes e infraestructuras, países de Asia y Medio Oriente, Oceania, África, Europa con una línea ferroviaria que une la Ciudad del este chino Yiwu con Madrid, y América Latina. Por otra parte, China ya posee los principales enclaves portuarios implicados en la Nueva Ruta de la Seda: así las empresas COSCO y China Investment, se han hecho con el control de puertos estratégicos como los del Píreo (Grecia), Melbourne (Australia), Hambantota (Sri Lanka) o Gwadar (Paquistán)[13]
  2. La Influencia de China en América Latina[14]: Existen muchos casos documentados sobre el impacto en la degradación ecológica de las inversiones chinas en el nuevo continente: G. Honty reporta los daños que han causado las estaciones generadoras de energía eléctrica en Perú y Colombia en 2007 durante un “periodo de aprendizaje” con graves consecuencias en los ecosistemas y en el estancamiento de los empleos en esos países[15]. Otros mecanismos de operación ha sido las adquisiciones y fusiones de empresas de la región: en Brasil las empresas las empresas Honbridge Holdings y ECE Minerals que son las grandes explotadoras de productos minerales, especialmente el litio y nitrato de potasio.

También en Perú la empresa Shoungang lleva años en disputa con las comunidades indígenas, las cuales perciben en sus comunidades el peligro que genera las minas en la contaminación de agua y el impacto sobre la pesca, el turismo, junto con la salud de los habitantes de la región. En 2012 en Bolivia la empresa Jungie tuvo que pagar cuantiosas multas por atribuidas por la contaminación de sus desechos mineros.

Jamaica y Guyana son lugares estratégicos de geopolítica económica para las empresas chinas por la fabricación de aluminio y refinerías, que en la última década ha incrementado el uso de recursos naturales para sus fines.

Por último, un caso paradigmático es Venezuela con una de las mayores reservas de petróleo del planeta y el proyecto del Arco Minero. Donde ocurren grandes explotaciones mineras de oro, diamante y coltan, con un impacto en el medio ambiente de graves consecuencias: contaminación de ríos por químicos, especialmente el mercurio, deforestación de reservas naturales, destrucción del hábitat natural donde viven miles de especies de animales y especialmente diversidad de comunidades indígenas. Las inversiones chinas están impulsando y financiando esta crisis ecológica en Venezuela.

  1. La financiación de la deuda por parte de China en los países africanos y el control europeo sobre dichos países: no es casualidad que el mar mediterráneo posea la criminal cifra de aproximadamente 40 mil personas muertas, según recuerda la comunidad de san Egidio[16], personas huyendo de las guerras de sus países, del hambre, del destrozo que han generado las inversiones europeas y chinas para acrecentar la efectividad de sus empresas en el tercer mundo, de las graves consecuencias medio ambientales que se viven en sus países.

Así la influencia de China es patente, al igual que Europa que son socios del país asiático. Estando en pugna con el bloque Norteamericano por el control de los recursos naturales en postacrecentar del comercio del cambio climático.

Tercero, un conflicto entre dos cosmovisiones: la primera, materialista- tranhumanista y tecnologicista, que reafirma el capital por encima de la dignidad de la persona, buscando transformar a la persona humana según convenga a los vaivenes de los intereses económicos desde el relativismo y que pone por encima de la dignidad de las personas la técnica y las nuevas tecnologías con clara repercusión en el mundo del trabajo y la familia; la segunda, una cosmovisión cristiana-humanista, frente a la cual está la Iglesia católica, que hace un planteamiento integral de la crisis ecológica, sin separar la persona de la naturaleza por la interconexión existente entre ellas, identificada con la realidad de los descartados de la sociedad, denunciando una lucha de los fuertes contra los débiles, uniendo el clamor de la tierra con el de los pobres desde una ecología integral.

Podríamos decir, que este encuadre de la situación actual nos revela la actualidad de las palabras del Papa Pió XI: “Dominio ejercido de la manera más tiránica por aquellos que, teniendo en sus manos el dinero y dominando sobre él, se apoderan también de las finanzas y señorean sobre el crédito, y por esta razón administran, diríase, la sangre de que vive toda la economía y tienen en sus manos así como el alma de la misma, de tal modo que nadie puede ni aun respirar contra su voluntad”[17]

Una mirada global de la actual situación de la casa común.

La actual degradación de nuestra casa común es una verdad evidente e innegable. El Informe Planeta Vivo 2020,publicado por el Foro Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en ingles) nos plantea los siguientes datos sobre la perdida de la biodiversidad: un desplome medio del 68 % en los grupos de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces entre 1970 y 2016, en los ecosistemas de agua dulce se han disminuido un 84%, toda esta pérdida se está dando especialmente en Iberoamérica y el Caribe; el número de diversidad vegetal extinta es el doble que el de los mamíferos, aves y anfibios juntos, junto con un 22 % que corre el riesgo de extinguirse; en los últimos 50 años, ha ocurrido una transformación profunda del mundo por la explosión comercial y el consumo global, aunado al aumento poblacional y la expansión urbanística acelerada que se ha hecho a costa de una enorme degradación de la naturaleza y la estabilidad de los ecosistemas del planeta, que no necesariamente han generado estilos de vida dignos y sanos.

Por otra parte, el sexto informe Perspectivas del Medio Ambiente Mundial GEO-6 nos dice que la contaminación del aire contribuye a una mayor carga de morbilidad, ocasionando entre 6 y 7 millones de muerte prematuras de personas[18]. La directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) decía en 2018: “El 90 por ciento de la población mundial respira aire que está por debajo de los estándares de calidad que hemos determinado en la OMS y la contaminación se está cobrando casi 7 millones de vidas cada año”[19]. Sigue diciendo el informe que, la creciente contaminación de los océanos y las costas es generada por el calentamiento y la acidificación de las aguas; la actual contaminación marina y el uso creciente de océanos, costas, deltas y cuencas para la producción de alimentos, el trasporte, los asentamientos, la recreación, la contaminación orgánica y química, la extracción de recursos y la producción de energía explotan los ecosistemas sin dar tiempo a que se renueven. En consecuencia, la degradación en el mundo de los recursos hídricos se va exacerbando por el cambio climático que generan desastres como: la escasez de agua, la sequía, la hambruna y la migración de personas. Así, unos 2.300 millones de personas (aproximadamente 1 de cada 3 habitantes del mundo) no pueden acceder a servicios de saneamiento adecuado, muriendo anualmente 1,4 millones de personas por enfermedades prevenibles y tratables asociadas a la calidad del agua. Por último, este informe afirma el aumento de la degradación de las tierras y la desertificación, las tierras en mayor peligro de degradación abarcan un aproximado del 29% de las tierras del planeta, donde habitan 3.200 millones de personas. El impacto de esto en la población humana afecta especialmente a los países más pobres: “Las poblaciones pobres son, por tanto, más vulnerables a los impactos sobre la salud de los cambios ambientales, y además (a veces de forma diferida en tiempo y espacio) los sufren como consecuencia de los hábitos de consumo de las poblaciones más ricas”[20]y su considerable despilfarro de alimentos, que alcanza el tercio de alimentos cultivados que se pierden o desperdician anualmente: “esto supone la escalofriante cifra de 1300 millones de toneladas de comida, que serían suficientes para alimentar a 2000 millones de personas en el mundo y afectan negativamente al cambio climático, la pobreza y el comercio”[21].

El cambio climático también tiene un protagonismo es la actual situación de la casa común. Pues, afecta tanto a los que ocurre en los sistemas humanos: salud, trabajo, migraciones, guerras, hambre, etc.; como a los sistemas naturales: aire, diversidad biológica, agua dulce, océanos y la tierra. Esta degradación altera las complejas interacciones que se dan entre ambos sistemas complementarios. Las emisiones de gases invernaderos, someten al mundo a un cambio climático que da como resultado: calentamiento mundial del aire y el océano, aumento del nivel del mar, derretimiento de los glaciares y del permafrost, cambios en los ciclos de carbono y fenómenos meteorológicos más extremos y frecuentes. Así tiene una profunda repercusión en la composición, estructuras y funcionalidad de los ecosistemas. Todo esto, hace que el cambio climático tenga repercusiones no sólo ambientales, ya que “el cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad”[22].

Las toneladas de basura que generan las grandes ciudades industrializadas, especialmente en los países desarrollados, que terminan en los grandes basureros de los países en vías de desarrollo, como por ejemplo: el recientemente clausurado vertedero Lixáo da Estrutural de Brasil, que es el más grande de Latinoamérica con un extensión de 136 hectáreas y entre 21 y 30 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos; también, Agbogbloshie de Accra en Ghana con 10,6 hectáreas y entre 1,7 y 2,6 millones de toneladas de residuos tecnológicos; Bantar Gebang en Indonesia con una extensión de 112 hectáreas y una recepción de entre 28,2 y 40,4 millones de toneladas de residuos urbanos; Ghazipur en Nueva Delhi con 30 hectáreas y entre 9,8 y 14 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos y residuos peligrosos. “Se producen -dice el Papa- cientos de millones de toneladas de residuos por año, muchos de ellos no biodegradables: residuos domiciliarios y comerciales, residuos de demolición, residuos clínicos, electrónicos e industriales, residuos altamente tóxicos y radioactivos. La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería”[23]. Ello, constituye un claro ejemplo de que los pobres de la tierra terminan pagando las grandes consecuencias de la actual crisis ecológica. Toda esta dinámica provoca una cultura del descarte, con repercusión tanto en la naturaleza como en las personas excluidas, en un modelo de producción que no ha sido capaz de adaptarse a un sistema de producción circular que permita la obtención de recursos para todos y para las generaciones futuras, permitiendo a su vez que el planeta se regenere.

La huella ecológica que está padeciendo el medio ambiente y especialmente los pobres es sin precedente en la historia, “provocan el gemido de la hermana tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo”[24].

Diversidad de opiniones y soluciones

Ante la diversidad de opiniones, noticias y propuestas sobre la crisis ecológica que ofrecen los diversos informes de organismos internacionales se han desarrollado diversas visiones y líneas de acción como posibles soluciones[25]. Aquí hacemos en descripción de los principios y líneas de acción que proponen la diversidad de informes, de tal forma que nos permita tener una visión de la realidad que no solo es conflictiva y en crisis, sino también comprender las concepciones cosmológicas, antropológicas, sociales, políticas y económicas que las impulsan. Solo las describimos, porque su análisis se realizará en el capítulo 2 de nuestro trabajo.

Por una parte, están los que plantean que las causas de la actual situación son antropogénicas. El Premio Nobel de química, por sus trabajos sobre la capa de ozono, introdujo en el 2000 el concepto de “Antropoceno”, para “designar una nueva época geológica cuyo rasgo central es el protagonismo de la humanidad, convertida ahora en agente de cambio medioambiental a escala planetaria… el Antropoceno formaría parte de una <supermodernidad> caracterizada, además de por la producción y el consumo a gran escala, por su capacidad destructiva”[26]. Con ello, el Antropoceno recuerda que naturaleza y sociedad están intrínsecamente relacionadas, exigiendo que se deje de estudiar y comprender por separado los fenómenos naturales y sociales.

Ante esta realidad se proponen soluciones concretas, individuales y ambientales relacionadas con el consumo: comer menos carne, no tirar alimentos, usar transporte público, reciclar residuos, entre otros. De la misma forma, plantea que este planeta necesitan menos consumidores, culpabilizando a los países empobrecidos de sus descontroladas y altas tasas de natalidad. Para ello, se propone como respuesta el control demográfico: entre los países desarrollados, tener menos hijos para contaminar menos, junto con leyes que promueven la eutanasia para aquellos que consumen y no producen; para los países en vía de desarrollo aborto, “salud sexual y reproductiva” y campañas de esterilización.

Para otros, la respuesta está en el desarrollo de modelos de política energética distintos a los actuales, relacionados con la geopolítica: control de los recursos naturales, modelos productivos, tecnologías limpias, etc. Así, se proponen respuestas técnica y por lo tanto, nuevas líneas de negocio: coches eléctricos, biocombustibles, fuentes de energía sostenible (eólica, fotovoltaica y geotérmica), secuestro de carbono y reforestación, compra y venta de derecho de emisión[27]. Se trata de lo que Francisco llama “el paradigma tecnoeconómico y tecnocrático”[28]que domina la economía y la política.

Ante ambas concepciones, se multiplican los Foros, cumbres, Programas y Organizaciones, muchas de ellas auspiciadas por la ONU que promueven una transición a energías limpias en los modelos de producción y consumo. Entre ellos: Alianza por el clima, que abarca 400 organizaciones; Foros paralelos a la Cumbre climática de la ONU como el celebrado en Madrid (COP25) en diciembre de 2019; Juventudes por el clima que actualmente tiene como rostro visible a Greta Thunberg; Programas de la ONU relacionados con este tema: ONU-Mujeres, en el sector agrícola en Liberia y Malí o en Bangladesh y Vietnam, el Proyecto La gran muralla verdeen el SahelAfricano para la lucha contra la desertificación, diversas iniciativas educativas y de concientización, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

 

Fuente: “LA PROPUESTA ECOLÓGICA DEL PAPA FRANCISCO”  por OSMIN SERRANO GRILLET.  Puedes adquirir el libro en la Editorial Voz de los sin Voz Nº 811.  

 

NOTAS: 

[1]Mensaje del Santo Padre Francisco para la celebración de la 54 Jornada Mundial de la Paz, 1de enero de 2021,1

[2]  CELAM, Documento de Medellin. Promoción Humana. Justicia,

[3]  LS, 53

[4]  LS 48

[5]  LS 19

[6]   Resulta esclarecedora la precisión que hace San Juan Pablo II en Sollicitudo Reí Socialis:“Esta terminología geográfica es sólo indicativa, pues no se puede ignorar que las fronteras de la riqueza y de la pobreza atraviesan en su interior las mismas sociedades tanto desarrolladas como en vías de desarrollo. Pues, al igual que existen desigualdades sociales hasta llegar a los niveles de miseria en los países ricos, también, de forma paralela, en los países menos desarrollados se ven a menudo manifestaciones de egoísmo y ostentación desconcertantes y escandalosas” (14)

[8]https://www.elsaltodiario.com/globalizadon/jean-ziegler-la-europa-de-hoy-no-es-mas-que-un-mercado-el-terreno-donde-juegan-las-multinacionales

[9]    RN, 1

[10]Cf.https://solidar¡dad.net/ch¡na-g¡gante-productivo-comerc¡al-y-geopolitico/; R. Adhikari – Y. Yang, “¿Qué significará el ingreso en la OMC para China y sus socios comerciales?”, Finanzas & Desarrollo39/3 (2002) 22-25.

[11]Cf.https://elpais.com/¡nternacional/2014/12/19/actualidad/1419009258_040938.html;

https://elpais.com/economia/2018/ll/30/actualidad/1543600537_893651.html;

https://elordenmundial.com/que-es-la-nueva-ruta-de-la-seda-china/;

[12]   A. Fouchére, “Las rutas de la seda pasan por Kazajistán”, Le Monde Diplomatique(septiembre 2017)

[13]  Cf. https://murdaeconomia.com/art/60940/china-la-nueva-ruta-de-la-seda-y-su-dominio-del-transporte-maritimo

[14]   Cf. Y. Trápaga Delfín (Coord.), América Latina y el Caribe – China. Recursos naturales y medio ambiente 2019, México 2019; S. Rivera, “China: ¿oportunidad o utopía para el crecimiento económico de México y de América Latina?”, Economía informa403 (2017) 21-34; S. Hongbo, “Modelo de cooperación energética entre China y América Latina. Problemas del desarrollo”, Problemas del desarrollo45/178 (2014) 9-30

[15]  Cf. “América Latina ante el cambio climático” El Observatorio de la globalización(2007) obtenido de: http://energiasur.com/wp-content/uploads/2014/09/ODGIbz4CambioClimaticoHonty.pdf

[16]  Obtenido de: https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2020-06/italia-san-egidio-recuerda-los- 40-mil-muertos-en-las-rutas-hacia.html

17 QA, 106

[18]  Cf. Perspectivas del Medio Ambiente Mundial GEO-6, resumen para responsables de formular políticas, ONU 2010,10.

[19]     Obtenido de: //http://www.bioeticayderecho.ub.edu/es/maria-neira-es-probable-que-nuestros-hijos-vivan-menos-que-nosotros; la conclusión a la que llega la Alianza Europea de Salud Pública en su informe The Invisible Killer, 2018, 23, es que: “La contaminación del aire es un asesino invisible. Mientras que los riesgos relativos asociados con los niveles actuales de la contaminación ambiental del aire suele ser bastante pequeña, el impacto general de la contaminación del aire en la salud pública es sustancial”.

[20]   E. Pérez, “¿Se puede estar sano en un mundo enfermo?”. Ecologistas47 (2006) 30

[21]       J. García, Menos pérdidas y desperdicios, más derecho a alimentación,en: http://www.ipsnoticias.net/2020/09/menos-perdidas-desperdicios-mas-derecho-alimentadon/

[22]   LS, 25; Cf. Perspectivas del Medio Ambiente Mundial GEO-6,10; ONU/ UNEP, informe Hacia un planeta sin contaminación,2017

[23]   LS, 21

[24]   LS, 53

[25]   Cf. LS, 60

[26]   M. Arias, Antropoceno. La política en la era humana,Barcelona 2018,14

[27]  Tal son las respuestas que hacen los científicos en una carta que conmemora la primera Conferencia Mundial por el Clima en Ginebra (1979): W. Ripple – Ch. Wolf – T. Newsome – P. Barnard – W. Moomaw, “World Scientists’ Warning of a Climate Emergency”, Bioscience70/1 (2020) 8-12

[28]   LS, 53; 203; 106-114