En China, los cristianos son privados de los subsidios gubernamentales si continúan practicando su fe.
La persecución a los cristianos en China sigue creciendo. La dictadura comunista ha impuesto nuevas restricciones a grupos, organizaciones, reuniones y otros eventos relacionados con la religión.
A pesar de que la economía de China se ha visto gravemente afectada por el coronavirus, y de que una gran cantidad de residentes sufren dificultades financieras, el Partido Comunista Chino (PCCh) amenaza con quitarles los últimos medios de supervivencia a los creyentes de edad avanzada. Para poder conservarlos, deben dejar de creer en Dios.
El 30 de abril, funcionarios de la comunidad de Fuzhou obligaron a una cristiana de más de 80 años a ocultar una imagen de la cruz existente en su hogar, amenazando con eliminar su subsidio de subsistencia si no acataba la orden. «Como el Partido Comunista es el que te alimenta», le dijeron a la mujer, «solo debes creer en él, no en Dios». Dos meses después cancelaron su pensión, ya que la misma se negó a quitar las imágenes.
A fines de abril, el Gobierno de la ciudad de Fuzhou intensificó las investigaciones religiosas a través de inspecciones de «retorno» —visitas a los lugares que habían sido previamente reprimidos para asegurarse de que la gente no volviera a practicar su fe—. Durante una de ellas, funcionarios de la Agencia de Asuntos Civiles amenazaron a un creyente de una iglesia de Sola Fide que vivía en un hogar de ancianos, quien había estado paralizado durante ocho años, con expulsarlo de la residencia si no renunciaba a sus creencias. Sus «cinco garantías» — ayuda gubernamental en forma de vivienda, alimentos, vestimenta, atención médica y gastos funerarios para las personas que no pueden trabajar y no tienen ingresos— también serían revocados. Durante el otoño pasado, los funcionarios ya habían eliminado varias imágenes de Jesús de su habitación.
«Los funcionarios afirmaron que se supone que debo creer en el Partido Comunista ya que él me alimenta, o de lo contrario todos mis beneficios sociales serían cancelados», afirmó el creyente. «No renunciaré a mi fe, sin importar cómo me persiga el Gobierno. Si cancela mis beneficios, me encontraré con Dios antes».
El 19 de enero, funcionarios de la ciudad de Yingtan de Jiangxi privaron a una cristiana local de su ayuda gubernamental por organizar reuniones religiosas en su hogar, a pesar de que la mujer se encontraba paralizada a causa de una enfermedad. En el mes de marzo, funcionarios del distrito de Yujiang de la ciudad destruyeron calendarios religiosos en los hogares de dos creyentes que recibían beneficios gubernamentales.
El 23 de enero, funcionarios de la ciudad de Taian, en la provincia oriental de Shandong, acosaron a una católica, de aproximadamente 70 años, porque la misma tenía símbolos religiosos en su hogar. Le dijeron que debía reemplazar los símbolos por retratos de Xi Jinping o Mao Zedong ya que «ella vive del bienestar que le proporciona el Partido Comunista», el cual podría ser cancelado si no los escuchaba. «Al obligarme a quitar el retrato del Señor Jesús, el Gobierno trató de poner fin a mi creencia en Dios, pero no pueden quitar la creencia de mi corazón», afirmó.
A fines de abril, funcionarios del condado de Cao de la ciudad de Heze, en Shandong, destruyeron cruces y otros símbolos religiosos en los hogares de varios creyentes ancianos que también recibían subsidios para el alivio de la pobreza. Un feligrés local afirmó que estos representantes estatales declararon que no se les debían entregar recursos para el alivio de la pobreza a las personas que tenían símbolos religiosos en sus hogares; para poder disfrutar de la ayuda del Estado se debe creer en el Partido Comunista.
En el mes de abril, funcionarios del condado de Lankao de la ciudad de Kaifeng, en la provincia central de Henán, retiraron un calendario religioso y dísticos con imágenes de la cruz del hogar de una cristiana de bajos recursos y le quitaron su ayuda para el alivio de la pobreza. También le ordenaron renovar la casa e instalar un retrete antes de una inspección por parte de los superiores. Las exigencias iban en contra de las regulaciones de alivio de la pobreza, las cuales estipulan que el Estado debe cubrir tales gastos.
«¿Qué haré sin mis ingresos? ¿Cómo puedo razonar con ellos? Está sucediendo lo mismo que sucedía durante la Revolución Cultural», se lamentó la angustiada creyente.
por Tang Zhe
08/06/2020
China alberga a más de diez millones de católicos, con seis millones registrados como miembros de la CPCA (Asociación Patriótica Católica China), según las estadísticas oficiales. Millones de católicos pertenecen a la Iglesia clandestina, que, a diferencia del CPCA, no es supervisada por el Partido Comunista y siempre ha estado en comunión con la Santa Sede.
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